Las declaraciones de Waller reafirman que habrá, al menos, un incremento de tasas más en la próxima reunión monetaria que se desarrollará el 2 y el 3 de mayo próximos.
El gobernador de la Reserva Federal estadounidense (FED), Christopher Waller, afirmó hoy que la inflación sigue siendo “muy alta”, lo que implica que la tarea de subir las tasas “aún no finalizó”; pese a que el ajuste monetario ya se está sintiendo en el consumo y la industria con índices que los muestran a la baja.
En un discurso en la ciudad de San Antonio (Texas), Waller afirmó que las “condiciones financieras aún no fueron ajustadas significativamente”, y, por ende, “el mercado laboral sigue siendo fuerte y ajustado, y la inflación por encima de las metas (de la FED)”.
El funcionario precisó que tanto el Índice de Precios al Consumidor (IPC) como el Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), muestran que la inflación “sigue muy alta”.
Como resultado –subrayó- “la política monetaria necesita ser ajustada aún más”, consignó la FED.
“Cuanto más debe ser ajustada dependerá de los próximos datos de la inflación, la economía real y el alcance del endurecimiento de las condiciones de crédito”, explicó en declaraciones difundidas por la agencia Bloomberg.
Desde marzo del año pasado, la FED subió las tasas en nueve ocasiones, llevándolas de un rango de entre 0,00% a 0,25%, a uno de 4,75% a 5%.
Las declaraciones de Waller reafirman que habrá, al menos, un incremento de tasas más en la próxima reunión monetaria que se desarrollará el 2 y el 3 de mayo próximos.
Una vez finalizada dicha tarea –anticipó Waller en referencia a recortes futuros- “la política monetaria necesitará mantenerse ajustada por un sustancial periodo de tiempo, y más de lo que los mercados anticipan”.
De todos modos, se mostró abierto a “ajustar” su posición antes de la próxima reunión.
“Le daría la bienvenida a signos de una moderación en la demanda, pero hasta que aparezcan y vea a la inflación moviéndose significativamente y persistentemente hacia nuestra meta del 2% (anual), voy a seguir creyendo que hay más tarea para hacer”, agregó el funcionario.
Sus declaraciones se dan pese a que el IPC de marzo –publicado el pasado miércoles- encadenó su novena baja consecutiva, registrando una tasa interanual del 5%, un porcentaje que no se registraba desde junio de 2021, si bien el índice núcleo se mantuvo sin mayores cambios.
Luego se sumó ayer el índice mayorista (IPP) -que mostró una caída mensual del 0,5%, el mayor retroceso desde que comenzó la pandemia- y hoy se publicaron los datos de las ventas minoristas que presentaron su segunda caída mensual consecutiva con 8 de las 13 categorías con mermas en sus ventas.
La contracción del consumo –del 1%- fue mayor a la estimada por los economistas y a la de 0,2% de febrero.
El dato se ubica en sintonía con un reporte publicado esta semana por el Bank of America, que indicó que el gasto a través de las tarjetas de crédito y débito creció 0,1% por hogar, el menor ritmo desde febrero de 2021.
La caída de la demanda y la suba de tasas también impactan en la industria que registró un 0,5% de contracción mensual de su producción en marzo y de 1,1% anual -más de lo anticipado- por la menor demanda de equipamiento y bienes durables, signo de recortes en las inversiones empresariales.
Las posiciones dentro de la FED no son unánimes: las ultimas minutas de la reunión de marzo mostraron que si bien la mayoría estuvo a favor de una suba de tasas de 25 puntos –la que finalmente se decidió-, “varios participantes” propusieron que se mantuvieran sin cambios, mientras que otros se mostraron a favor de un alza de 50 puntos.
En ese sentido, el presidente de la FED de Chicago, Austan Goolsbee, afirmó hoy a CNBC que la entidad no debería ser tan agresiva con las subas de tasas, especialmente tras las tensiones recientes del sector bancario.
“Seamos conscientes de que ya las subimos mucho y toman tiempo para reflejarse en el sistema”; indicó, en una postura compartida por la presidenta de la FED de San Francisco, Mary Daly, quien dijo esta semana que la economía puede ralentizarse lo suficiente por su propia cuenta para bajar la inflación.
Pese a que sus problemas de liquidez están en retroceso –los préstamos de emergencia de la FED cayeron por cuarta semana consecutiva-, las turbulencias en los bancos sirvieron de advertencia a la FED por las consecuencias de sus subas aceleradas de tasas.
No obstante, le podrían ayudar por sus efectos: los bancos, tras las tensiones, podrían adoptar una postura conservadora y reducir el acceso al crédito, desacelerando la demanda, y ahorrándole así a la FED la necesidad de seguir subiendo tasas.