Por Santiago Sinelnicof, Arquitecto Principal de Soluciones Red Hat para Sudamérica y Caribe
Venimos de meses realmente interesantes y movidos en términos de banca digital. A un proceso de constante transformación y vuelco hacia lo digital, atravesamos un contexto inédito que, en muchos casos, hizo que los tiempos de implementación de soluciones tecnológicas tuvieran que verse intensificados para poder responder a lo que los clientes necesitaban.
En esta misma línea, llegamos a finales de 2021 con un sector financiero cada vez más interesado en poder sumar nuevas opciones digitales y, de cara a 2022, más maduro en la formas de adopción de las mismas. Pensando en el año próximo, las tendencias que marcarán el paso tecnológico del sector estarán claramente relacionadas al Open Banking, Arquitecturas orientadas a Eventos y una Optimización en la forma de trabajo en la Nube.
La primera tendencia está vinculada a lograr profundizar la adopción y ganar el verdadero know-how. En varios países de la región aún no contamos con una normativa de Open Banking, no obstante, una de las iniciativas que surge y ejemplifica este modelo es MODO, la billetera electrónica en la que se conglomeran la mayoría de los bancos tradicionales. MODO interactúa con los bancos mediante Open Banking, ofreciendo a sus clientes inicialmente servicios bancarios básicos como pagos o transferencias. Sin embargo, el potencial es gigantesco ya que a través de APIS en un futuro se podrán comercializar todos los productos y servicios del banco, no solo a través de MODO, sino a través de otros players digitales que puedan llegar al Cliente en el momento exacto en que tiene la necesidad específica de esos productos y servicios.
Otra de las tendencias para 2022, es la Arquitectura orientada a Eventos. Su diferencial radica en desacoplar el flujo de datos transaccionales de las aplicaciones, lo cual hace enormemente sencilla y rápida la incorporación de nuevos componentes a las arquitecturas aplicativas de la banca, a la vez que permite procesar un volumen virtualmente ilimitado de transacciones en tiempo real. Esta es la manera que en el mundo se está adaptando para facilitar la adopción de Inteligencia artificial y procesamiento de Big Data en tiempo real. La capacidad de mejorar continuamente agregando lógica y funcionalidad al proceso transaccional implica que la arquitectura se puede ajustar a cambios impredecibles en la carga.
Un ejemplo de esto podría ser el caso Pix, del Banco Central de Brasil, quien lanzó un servicio de pagos digitales electrónicos gratuito y en 10 segundos. El sistema hoy está procesando el 30% del volumen total de transferencias interbancarias en Brasil y conforma la base de la iniciativa de open banking del mercado financiero del país. En cuanto a la arquitectura sobre la que corre el sistema de Pix, la misma se despliega sobre la tecnología de código abierto como es Red Hat AMQ Streams, basado en Apache Kafka, y la plataforma Red Hat Openshift.
La última de las tendencias que veremos consolidadas para el próximo año está relacionada con la Optimización de la forma de trabajo en Nube. Esto implica trabajar con altísimos grados de automatización en todos los procesos que van desde idea a solución en funcionamiento y bajo mejora contínua. Hay bancos que están contratando recursos del mercado de manera súper agresiva y otros que están optando por consumir servicios administrados de forma externa. Ambas estrategias buscan profundizar la mejora operativa que necesita la banca para incorporar eficazmente opciones digitales.
Esta mejora operativa es probablemente el principal desafío en un 2022 donde lo digital se transformó en el canal primario. Los bancos deben mejorar e incluso reimaginar la experiencia del cliente de forma rápida y continua y en ciclos muy cortos. En consecuencia, los departamentos de IT tienen que resolver una ecuación de cuatro componentes: permitir una frecuencia de cambio unas 200 veces más rápida que la tradicional, con un mínimo o hasta zero downtime y alta performance de manera continua, en un modelo Pay-as-You-Go, para evitar grandes inversiones de retorno incierto, mientras se busca evitar el Vendor Lock-In que aumenta el riesgo institucional y limita las decisiones técnicas que buscan la mejor solución para cada problema independientemente del proveedor.
El año próximo estará signado por una profundización de la transformación digital que estamos viviendo en la banca. Probablemente con la consolidación de proyectos en torno a visiones de negocio que buscan revolucionar la industria. Desde Red Hat buscamos acompañar este proceso con las herramientas claves con las que contamos. En ese sentido, consideramos que las soluciones de código abierto ayudan a desarrollar estas ideas en una visión arquitectónica que denominamos Nube Híbrida Abierta, no solo por las ventajas técnicas que puede aportar una plataforma como Red Hat Openshift, sino también por la posibilidad de generar comportamientos y cultura basados en la colaboración, sinergía entre comunidades y orientación profunda al Cliente, que finalmente son la clave del éxito en esta nueva era digital.