Tomás Mindlin y Kevin Litvin son dos jóvenes emprendedores que buscan su lugar en un segmento muy competitivo. Apuntan a transformar la forma en que se pagan facturas, que sigue siendo 60% en efectivo y con alta morosidad.
Las empresas de servicios públicos y las fintech tienen mucho más en común de lo que parece a primera vista. En efecto, proliferan los casos de compañías de telecomunicaciones, gasíferas o eléctricas que crean sus propias billeteras virtuales. El objetivo es brindar nuevas opciones de pago, pero al mismo tiempo aprovechar su enorme masa de clientes para ofrecer opciones financieras como préstamos personales o la posibilidad de financiar el pago de los servicios.
Con ese espíritu nació TAP, una billetera virtual que impulsaron Tomás Mindlin, CEO de la compañía, y su amigo y socio, Kevin Litvin. Estos dos jóvenes emprendedores arrancaron con un fuerte respaldo de dos grandes holdings económicos: por un lado Grupo Emes, brazo financiero de Pampa Energía, y GST, que además del banco BST es cola controlante de Crédito Directo, una compañía especializada en préstamos on line.
En el arranque en medio de la pandemia, TAP nació como una suerte de app “aliada” de Edenor, aprovechando los tres millones de clientes y la necesidad de llegar con una propuesta de valor diferente para la gestión de pagos. Uno de los servicios que implementaron fue MIDE, brindando la posibilidad de recargar el consumo eléctrico en forma digital a un millón de clientes que elige esa opción.
“Con el paso de los meses nos fuimos dando cuenta que Edenor compartía el mismo problema que otras compañías de servicios públicos, que es la escasa digitalización de sus clientes. Aproximadamente el 60% de las facturas se paga en efectivo en locales de cobranza y se registra una mora cerca de 15 días en promedio, mientras que en aquellos que pagan por medios digitales es casi nula”, explica Tomás Mindlin. La conveniencia de llevar a ese público a una experiencia de pago electrónica es obvia, tanto desde el punto de vista financiero como operativo. El manejo de grandes sumas de efectivo se ha transformado además en un problema creciente para las empresas de servicios.
“Estamos negociando acuerdos con varias compañías para que utilicen nuestra billetera y tendremos novedades muy pronto, no podemos adelantar nada aún. Creemos que somos los adecuados para trabajar sobre el tema de digitalización de pagos de servicios y hay mucho espacio para avanzar”, explican. “La apuesta es ayudarlas a mejorar su rentabilidad y mejorar los tiempos de cobro. De esta manera, son muchas las que van a preferir que nos transformemos en su canal comercial”.
Litvin detalla cómo se está dando el crecimiento exponencial de TAP como compañía, un denominador común entre las fintech. “Arrancamos con tres personas cuando empezó la pandemia, hoy ya somos 80 y en breve llegaremos a 90. Todo el equipo trabaja de manera remota, no tenemos oficina por ahora”.
Por su parte, Mindlin reconoce que si bien es el sector de moda no es tan sencillo crecer: “Hay muchas billeteras digitales y van transformándose en una suerte de commodity. Por eso hay que encontrar muy bien a qué dedicarse y qué valor diferencial ofrecer. Nosotros tenemos la ventaja de tener dos grandes accionistas que nos permiten tener una pata en el negocio de servicios públicos y otra en el sector financiero, ése es nuestro diferencial”.
Por otra parte, ya arrancaron con los primeros acercamientos con interesados en apostar por el proyecto. “Tuvimos una inyección inicial de nuestros accionistas, pero la idea es que se sumen otros inversores que se sumen a la propuesta y estamos teniendo buen feed back. Tenemos un plan ambicioso que incluye la expansión regional”, se entusiasman.
Además del foco en servicios públicos, la idea también es posicionar a TAP como una billetera para la solución de cobranza de los comercios. Ya tienen unos 3.000 adheridos y la seducción pasa –aseguran- por el cobro de comisiones mucho más bajas que la competencia.
Dentro de esta estrategia compraron Fidus, una start-up basada que procura mejorar la experiencia del cliente durante la compra y sobre todo seducirlos para que vuelvan al mismo comercio, todo a través de estrategias de marketing digital. La solución ya está “embebida” dentro de TAP y es otro de los valores diferenciales de la propuesta.