Los jóvenes de entre 13 y 17 años son clientes casi naturales en medio de la digitalización de los servicios financieros. Cómo son las campañas en redes sociales y qué dice la normativa del BCRA. La necesidad de acompañar estas acciones con más educación financiera. Por Guadalupe Barriviera.
Los jóvenes de entre 13 y 17 años pertenecen a una generación que se relaciona de forma natural con el entorno a través de diferentes pantallas, sobre todo la del teléfono celular. Y en tanto “nativos digitales”, son clientes muy atractivos para los bancos electrónicos, las billeteras virtuales e incluso para la banca tradicional, que cada vez ofrece más servicios a través del home banking y de aplicaciones móviles.
Por eso, fintechs y bancos realizan un trabajo de comunicación específico, sobre todo en las redes sociales y en las plataformas que son utilizadas habitualmente por chicos de este segmento etario, para ofrecerles servicios acordes a su edad, como promociones y descuentos, por ejemplo, en ropa y calzado, en conciertos o en apps de delivery y gaming. Esto, además de contar con una serie de productos específicos para adolescentes.
Del lado de los padres, el hecho de que sus hijos tengan cuentas y tarjetas propias con límite de gastos implica que éstos pueden aprender a utilizar servicios financieros básicos desde temprana edad y que utilicen menos dinero en efectivo, con todo lo que implica a nivel seguridad. También, que comiencen a incorporar conceptos clave como el ahorro y el presupuesto.
La normativa
En la Argentina, desde mayo de 2019, los menores de entre 13 y 17 años pueden ser titulares de una caja de ahorro. En noviembre de 2016, el Banco Central había dispuesto que los adolescentes podían tener una tarjeta de débito a su nombre y extraer efectivo de cajeros automáticos, comprar en comercios y hacer transferencias, entre otras operaciones. Sin embargo, el titular de la cuenta debía ser el padre, la madre o el representante legal del menor.
Con la última actualización de la normativa del BCRA, ya no es necesario que los menores estén acompañados por un mayor para solicitar la apertura de una cuenta en un banco tradicional a su nombre, siempre que no existan indicaciones en sentido contrario por parte de sus padres o tutores.
Así, los adolescentes pueden hacer compras, transferencias, extracciones en cajeros automáticos o en puntos de venta o por ventanilla, entre otras opciones cotidianas. A su vez, pueden constituir “depósitos a plazo fijo en pesos, en Unidades de Valor Adquisitivo actualizables por CER (UVA) y en Unidades de Vivienda actualizables por ICC (UVI)”, según indica la Comunicación A6700 del BCRA.
También se admiten acreditaciones, tanto a través de canales electrónicos como en efectivo, hasta el importe equivalente a un salario mínimo, vital y móvil por mes calendario. La norma establece que dicho límite solo podrá ser incrementado mediante autorización expresa de quien ejerza la representación legal del menor.
La oferta
Muchos bancos tradicionales vienen ofreciendo productos para menores de 18. Así como Banco Santander tiene Nova, la tarjeta recargable Visa para jóvenes de entre 13 y 17 años, Banco Macro ofrece cajas de ahorros para este segmento de la población, y Banco Itaú –por nombrar solo algunos ejemplos- tiene 1ra Cuenta. En todos los casos, las entidades acompañan sus productos con beneficios dirigidos de forma clara al público adolescente, como descuentos en casas de comidas rápidas.
Dentro de la banca digital, Brubank tiene “cuenta menores” para los adolescentes, pero solicita que un mayor responsable los autorice a utilizar la cuenta. Además, ese mayor autorizante es el titular y responsable legal de la caja de ahorros. En este caso particular, es necesario que el mayor autorizante tenga una cuenta activa en Brubank.
El banco que conduce Juan Bruchou ofrece una tarjeta de débito Visa Contactless, además de la caja de ahorro en pesos. Así, quienes tienen entre 13 y 17 años pueden realizar, solicitar y recibir transferencias, además de tener un control organizado de todos los gastos y pagar en cualquier comercio físico y online, entre otras operaciones.
Naranja X, del ecosistema de Naranja (Banco Galicia), consiste en una app con una cuenta en pesos y una tarjeta prepaga Visa “contactless” completamente gratuita. Tanto la app como la tarjeta están disponibles para cualquier persona mayor de 13 años y con DNI argentino. Esto da la posibilidad a muchos adolescentes de tener su primera tarjeta y, por ejemplo, recibir su mensualidad.
“Se trata de un segmento muy interesante, sobre todo porque son muy ávidos de realizar consumos en apps y en tiendas online, como por ejemplo el gaming, apps de entretenimiento o de delivery. A través de Naranja X, también tienen la posibilidad de acceder a promociones y beneficios pensados para ellos, como 50% off en Youtube Premium y 60% off en Xbox, entre otras cosas”, informan desde la compañía.
A la fecha, el 6% de los usuarios de Naranja X tiene entre 13 y 18 años, sobre un total de 300.000. La empresa tiene 200.000 tarjetas Visa emitidas.
Para atraer a esta franja etaria, la firma pone principalmente el foco en “comunicaciones en redes sociales, web y plataformas que son usados por ese segmento, donde contamos que nuestra propuesta está disponible para cualquier persona mayor de 13 años, tanto la cuenta virtual como la tarjeta prepaga. Asimismo, muchas de las promociones y beneficios que ofrecemos están pensadas para un segmento jóven, como por ejemplo, descuentos en apps de delivery y gaming. Para muchos, suele ser su primera experiencia manejando sus finanzas, por lo que estamos también desarrollando contenido orientado a la educación financiera”, agregan.
Por otro lado, cualquier persona con DNI argentino mayor de 13 años puede tener Ualá, la fintech que ofrece una app y una tarjeta prepaga internacional Mastercard. El plástico se puede utilizar para hacer compras en cualquier sitio web o comercio del mundo y realizar una gran variedad de transacciones financieras.
Así, contando con autorización de sus padres, los adolescentes pueden tener su Mastercard y enviar y recibir dinero a cualquier CBU o CVU, retirar efectivo en cajeros, cargar la SUBE y recargar saldo en celulares, entre otras opciones.
“Los usuarios de Ualá son personas que valoran manejar sus finanzas personales desde un celular, cuándo y dónde quieran, sin necesidad de moverse a ningún lado”, explica Federico Ardoino, gerente de Customer Experience de la compañía. “Actualmente vemos una gran adopción del público joven, quienes quizá tienen su primer contacto con productos financieros a través de Ualá”, agrega.
A 3 años de su lanzamiento en el país, la fintech creada por Pierpaolo Barbieri lleva emitidas más de 2 millones de tarjetas y el 8% del total son menores de 18 años. Si bien la firma no ofrece cursos o capacitaciones a sus usuarios, trabaja a diario en pos de la educación financiera, asegura Ardoino.
Los riesgos
“Las cuentas para adolescentes son sin duda positivas, pero hay una deuda de educación financiera por detrás y podría tener algún tipo de riesgo si no se contempla un uso responsable de estos productos”, advierte Ignacio Carballo, economista, docente, investigador y director del Programa Ejecutivo “Fintech & Digital Banking” de la UCA (Universidad Católica Argentina).
“Lo ideal es acompañar las propuestas con asesoría financiera –agrega el experto-. Lo importante es determinar si las entidades buscan brindar de manera activa capacitación y concientización financiera, o si buscan simplemente atraerlos mediante promociones o algún branding interesante que pueda llamar la atención”.
En este sentido, el economista, autor del libro “Ordená tu economía” y director de Trainer Financiero, Ezequiel Baum, apunta que en materia de educación financiera, las apps deberían adaptar sus esquemas de registración y reporte a un formato que trabaje sobre la base económica y no financiera.
“Las apps deberían adaptar sus esquemas de registración y reporte a un formato que distinga entre gastar, pagar, ingresos, deuda o ahorro, por ejemplo, y acompañar la interpretación sobre esta base, en lugar de hacer tanto énfasis en la automatización del diagnóstico con gráficos que, al no centralizar la información de todo lo que hacemos (efectivo, transferencias, movimientos con tarjetas de crédito, débitos automáticos) y no procesarla correctamente, nos devuelven una foto imprecisa de nuestra situación”, explica.
Desde Ualá, Federico Ardoino concluye que los usuarios “valoran el lenguaje sencillo, claro y transparente en que se explican los conceptos financieros a través de la app, los videos tutoriales, el contenido utilizado en las redes sociales, el blog o la Comunidad Ualá, en donde los mismos usuarios responden a sus consultas”.