La suba de tasas de interés a partir de abril complica el financiamiento del capital de trabajo, mencionó en un informe el Ieral, instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea.
Con datos hasta junio de este año, se tiene que para el acumulado del primer semestre los montos de cheques rechazados representaron el 5,6% del total compensado, consignó un informe del Ieral, instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea.
El valor está por encima del 2,78% que significaron en promedio durante el primer semestre entre 2011 y 2018.
En particular, durante abril, momento en el cual comenzaron los primeros signos de convulsión financiera, los montos rechazados significaron 10,8%; en mayo disminuyeron a 3,2%; para crecer hasta 5,6% durante el mes pasado.
Durante los primeros tres meses del año, dicho cociente promedió 4,8%.
Detrás de este comportamiento, se observa que durante los primeros seis meses del año los valores compensados mostraron un incremento de 26% contra idéntico periodo de 2017. Por su parte, el total de montos rechazados creció 188% interanual.
Si se toman los montos rechazados que finalmente no fueron cobrados; el deterioro de la cadena de pagos es sustantivamente menor: el cociente entre rechazados no cobrados y el total compensado pasó de promediar 1,25% durante los primeros semestres de 2014 a 2017, a 1,75% el corriente año.
Asimismo, las turbulencias financieras y cambiarias afectaron a la cadena de pagos también desde el punto de vista del encarecimiento del financiamiento. Esto viene dado por el significativo incremento verificado desde fines de abril en las tasas de interés del mercado.
Siguiendo a la tasa de Política Monetaria -que funciona como referencia para el resto del mercado- el resto de las tasas inicio su camino ascendente a partir de finales de abril.
La tasa de Política Monetaria promedio 27,5% anual desde comienzo de año hasta fines de abril. Luego, en mayo trepó a 40% anual, valor que aun conserva. En este contexto, tanto las tasas pasivas como activas se movieron en el mismo sentido.
Desde el punto de vista de las tasas pasivas, los plazos fijos minoristas y mayoristas (BADLAR) pasaron de 21,4% y 22,8% promedio hasta abril a 31,1% y 33,8% en julio, respectivamente.
Asimismo, la tasa de interés pagada por depósitos a plazo fijo por montos de 20 millones de pesos o superiores a plazos de 30 a 35 días (TM20), paso de 23,4% anual promedio hasta abril 2018 a 35,4% anual ahora.
Del lado de las tasas activas, el costo de los préstamos Personales paso de 40,4% anual promedio hasta abril, pera luego subir hasta 46,6%.
En el caso de la tasa de interés por Adelantos en cuenta corriente en moneda nacional (con acuerdo de 1 a 7 días y de 10 millones o más) a empresas del sector privado no financiero, el salto fue muy superior: esta tasa pasó de 28,5% anual promedio hasta abril, a 55,7% en julio.
Este fenómeno golpea en forma sustantiva el costo del capital del trabajo de las empresas.
Por último, la tasa de las Lebacs emitidas por el BCRA para esterilizar el mercado pasó de promediar 26% anual hasta abril, para ubicarse en 47% en junio.
Lo cierto es que, en el marco del reciente acuerdo con el FMI, el BCRA presenta un nuevo esquema de manejo de la política monetaria, apuntando hacia un mayor control de la evolución de los agregados monetarios, en detrimento del manejo de la tasa de interés de corto plazo. Las implicancias de este giro recién comienzan a manifestarse en el mercado, finalizó el documento.