Las dificultades para acceder y mover dinero en ambos países provocaron una fuerte demanda por activos “descentralizados”.
Las criptomonedas finalmente comenzó a comportarse como algo que se asemeja a un refugio seguro, en medio de un agravamiento de la guerra generada por Rusia en su invasión a Ucrania.
El movimiento alcista de las criptomonedas fue significativo dado que el sector ha estado negociando al mismo ritmo que Wall Street.
En un primer momento, las cripto operaron a la baja al iniciarse el conflicto bélico, cediendo lugar contra el oro, tradicional refugio en épocas de alta incertidumbre.
El Bitcoin, por ejemplo, arrancó en las primeras jornadas de conflicto por debajo de los U$S 35.000, prácticamente en los mínimos anuales. Sin embargo, a medida que fue avanzando el conflicto y las dificultades para conseguir dinero (tanto en Ucrania como en Rusia, por distintos motivos), el preció comenzó a levantar vuelo hasta rozar en pocos días los U$S 45.000. Con el resto de las criptomonedas pasó algo similar.
El aumento de las monedas digitales es uno de esos casos en los que los precios de mercado pueden servir no solo como un barómetro de las condiciones actuales, sino también de las expectativas futuras. En este caso, los inversores se han topado con un tema poderoso que probablemente ocupará un lugar destacado en el debate sobre la supervisión de las criptomonedas, independientemente de cómo se desarrolle la crisis de Rusia.
El movimiento dramático y sin precedentes para aislar al presidente ruso, Vladimir Putin, congelando a su país fuera del sistema financiero ha provocado una serie de efectos indirectos.
Entre ellos: los oligarcas con conexiones con Putin se apresuran a mover todo tipo de activos, como informó CNBC esta semana, para que los funcionarios del gobierno no los incauten; Suiza ha abandonado su neutralidad tradicional y ha congelado los activos de la riqueza rusa; y el país ha sido excluido de SWIFT, una pieza clave del sistema nervioso financiero global.
Todo lo anterior demuestra la creciente desesperación que los ciudadanos rusos deben sentir a medida que el mundo apunta al autócrata que ordenó la invasión contra Ucrania y a los oligarcas que lo apoyan.
Las criptomonedas tienen un atractivo particular por su descentralización, lo que dificulta seguir el movimiento y el control de flujos.
El sector se está convirtiendo en una especie de puerto seguro para aquellos que necesitan evadir las restricciones que se erigen en torno a las finanzas tradicionales.
Es por eso que Ucrania se ha convertido en un semillero de flujos de criptomonedas tanto ilícitos como legítimos, con personas de todo el mundo donando criptomonedas a los ciudadanos del asediado país como una forma de remesas. También es por eso que los reguladores ahora se están apoyando en los intercambios de criptomonedas para bloquear todos los flujos de Rusia, una solicitud a la que se resiste Binance, la plataforma de negociación de criptomonedas más grande del mundo.
Bill Browder, un administrador de activos internacional que se especializa en Rusia, le explicó a Yahoo Finance que “las listas de sanciones son importantes, la actividad del gobierno es importante. Pero si todas las empresas occidentales dejan de hacer negocios con los rusos, es realmente dramático”.
Eso ejerce presión sobre las empresas occidentales como Apple (AAPL), que el martes cortó el acceso ruso a sus productos y servicios en el país.