La agencia calificadora de riesgo destacó la asistencia clave del FMI y la exposición de la deuda soberana a las oscilaciones del tipo de cambio.
Moody’s Investors Service señala en un nuevo informe que si bien el perfil crediticio de Argentina (B2, estable) está respaldado por un elevado nivel de desarrollo económico con relación a sus pares de calificación, múltiples shocks económicos y la adopción de políticas contractivas llevaran a que la economía argentina registre una recesión durante 2018-19.
Por contrapartida, financiamiento del FMI reducirá significativamente la necesidad de que el soberano acuda a los mercados de capitales internacionales para cubrir sus requerimientos de financiamiento, lo que significa que virtualmente el Gobierno estará cubierto frente a riesgos de financiamiento externo hasta finales de 2019.
“La volatilidad histórica de la economía Argentina afecta el perfil crediticio soberano. Tras años de crecimiento intermitente en el periodo 2011-17, la economía argentina se contraerá 2,5% y un 1,5% en 2018 y 2019, respectivamente”, indica Gabriel Torres, Senior Credit Officer de Moody’s.
“El crecimiento económico ha sido volátil como resultado de varios shocks, que incluyen una sequía histórica, una crisis cambiaria prolongada y la adopción de políticas fiscales y monetarias contractivas por parte del Gobierno”, completó.
La fuerte devaluación del peso argentino, que se ha depreciado en más de un 50% frente al dólar estadounidense este año, ha contribuido al deterioro considerable de los indicadores crediticios del soberano fiscales.
Moody’s prevé que la deuda del Gobierno ascenderá a aproximadamente el 70% del PBI este año y que los pagos de intereses representarán el 16% de los ingresos. Una alta proporción de deuda gubernamental en moneda extranjera, que actualmente supera el 70%, expone el perfil de crédito soberano a las oscilaciones del tipo de cambio.
La perspectiva de calificación estable refleja la expectativa de Moody’s de que las políticas del Gobierno argentino estarán alineadas con el objetivo de reducir el déficit fiscal y de cuenta corriente, incorporado en el Acuerdo con el FMI.