Está al frente del gran banco de inversión que se quedó con la emblemática MBA en toda la región. Y participó en las principales operaciones de venta que se realizaron en el país en los últimos tres años. Coincide con el Gobierno que los juicios laborales son la principal traba para las empresas que quieren apostar en el país. El regreso de los private equity. Por Pablo Wende
A los 41 años, Matías Eliaschev ya es un afianzado banquero de inversión. Tiene a su cargo la actividad de Lazard en toda la región y en su cabeza tiene el mapa de las principales fusiones y adquisiciones del continente. También participó en las ventas más importantes del país en los últimos años. Al haber participado activamente en estas transacciones, su optimismo dice mucho sobre lo que está por venir: “Existe mucho interés de los inversores extranjeros por entrar a la Argentina. Hoy el país está recuperando el lugar que había perdido en la región desde el punto de vista del volumen de negocios”.
Si bien llegó al máximo puesto en octubre del año pasado, en realidad ya venía desempeñando cargos de alta relevancia en la entidad desde 2007, recalando en las oficinas de Nueva York tras un paso por la Corporación Financiera Internacional.
El ejecutivo tiene un importante desafío. Su lugar era ocupado hasta hace sólo algunos meses por Alejandro Reynal, el banquero que en 1981 fundó MBA (Merchant Bankers Asociados), el banco de inversión más emblemático del país y con presencia en buena parte de América latina. Pero su juventud no le impide demostrar gran solvencia en cada apreciación: “No creo que hoy los precios de los activos argentinos estén caros. Tal vez sí en la comparación con otros países de la región, pero el mercado aún tiene un enorme espacio para crecer y eso hay que tenerlo en cuenta”. Además, confía en que una baja adicional del riesgo país –es decir de la tasa de interés- tendrá un efecto favorable en las valuaciones.
Eliaschev recibió a Road Show en las tradicionales oficinas que pertenecían a MBA en Puerto Madero, en uno de los primeros edificios bajos que se construyeron en la primera fila. Pero con el cambio accionario llegará la mudanza, ya que en breve las oficinas se mudarán a Vicente López, a sólo un par de cuadras de la General Paz.
-¿Argentina volvió al radar de un banco de inversión como ustedes luego del cambio de gobierno?
Matías Eliaschev: Durante muchos años desafortunadamente Argentina representaba un porcentaje de nuestro negocio muy pequeño porque era muy difícil poder hacer transacciones de M&A (fusiones y adquisiciones), o transacciones estratégicas. Había mucha reticencia de inversionistas internacionales y dificultades concretas para poder hacer operaciones. Nosotros, y en esto creo que hay que darles crédito a los fundadores de MBA, mantuvimos el compromiso con la Argentina. Primero porque hay muy buen recurso humano y eso nos permitía exportar conocimiento al resto de la región Por otro lado, cuando uno mira las características de la economía era evidente que en algún momento la situación se iba a revertir. Y no estábamos dispuestos a desperdiciar 30 años de experiencia en Argentina de mucho esfuerzo, de mucha inversión. Nos pareció que no era lo indicado retirarnos. Creo que resultó la estrategia correcta porque el mercado se ha reactivado muy rápidamente. Hoy Argentina en nuestro esquema regional vuelve a tener una importancia bien relevante.
-¿Qué lugar pasamos a representar para el banco ahora?
-Cuando uno evalúa la importancia relativa de distintos mercados en el negocio es en base al tamaño de las economías. No tenía sentido que Argentina, siendo una de las economías más grandes, representara menos del 10% de nuestros ingresos en la región. Hoy Argentina está empezando acercarse a la participación relevante que debería tener en nuestro mix de negocios, medido por cantidad de transacciones.
-¿En qué segmentos están más involucrados?
-No tenemos preferencia por un sector u otro. Nuestra estrategia es trabajar con nuestros clientes en lo que necesiten, y siempre el objetivo ha sido el desarrollo de la relación en el largo plazo. Las compañías tienen ciclos que muchas veces acompañan el momento económico, a veces no, típicamente uno ve que en ciclos expansivos de la economía hay mucho más M&A porque las compañías buscan crecer, comprar y acceder a nuevos mercados. En situaciones de crisis o recesión hay más reestructuración financiera porque es parte de la vida empresaria. Hoy estamos viendo mucho apetito de inversores extranjeros por activos en Argentina, al tiempo que también hay interés de actores argentinos por crecer.
-¿Qué opina respecto a quienes aseguran que no llegarán nuevas inversiones a la Argentina?
-Es todo muy subjetivo porque al final uno piensa en términos relativos. Creo que se hizo mucho énfasis desde un punto de vista comunicacional en el tema de la inversión y la gente está muy pendiente de eso, pero hay varios elementos a considerar. El primero es que el ciclo de inversión es largo, toma tiempo. Lo vemos en nuestro negocio. Una transacción de M&A tarda en promedio entre seis y ocho meses. Y se alarga aún más por ejemplo para lo que nosotros denominamos “greenfield”, por ejemplo la instalación de una planta o arrancar de cero un proyecto. Eso lleva todavía mucho más tiempo. Por eso es prematuro decir que no hay inversión o que el plan de atracción a la inversión extranjera no ha sido exitosa. Ya hubo anuncios muy importantes y en algunos sectores, como la licitación de energía no convencional, la presencia fue muy significativa. El volumen de M&A, por ejemplo, se cuadruplicó en menos de un año, es un síntoma muy claro. Sin embargo, hay temas estructurales de Argentina que preocupan a los inversionistas y va a tomar tiempo para que este crecimiento se consolide y veamos tendencias sostenibles.
-¿En qué sectores perciben más interés?
ME: Claramente en el sector bancario es muy visible, y es un sector donde rápidamente se vio mucha actividad y creo que la tesis de inversión es muy clara. Es un sector que tiene baja penetración en relación al PBI, con mucho potencial de crecimiento orgánico, con una fragmentación significativa, hay pocos productos. Todo eso lo hace atractivo desde el punto de vista de las oportunidades de crecimiento. El sector energético está atrayendo mucho interés, como ya mencioné antes en energías no convencionales, generación y transmisión eléctrica, junto a petróleo y gas. En agribusiness también notamos mucho interés, porque el país tiene claras ventajas competitivas. En el pasado sufrió altos niveles de intervención estatal y eso generó distorsiones, pero de a poco se va normalizando.
Precios y oportunidades
-¿Cómo evalúa el precio de los activos en Argentina? ¿Las acciones que cotizan en Bolsa, por ejemplo, han subido sustancialmente…
-Los valores de empresas comparables en otros países no siempre son correctas. Es cierto que muchos activos argentinos, especialmente compañías relacionadas a servicios públicas, están a tope de precio en relación a sus parámetros y múltiplos de resultados. Pero desde una visión más amplia, las empresas tienen aún un tamaño muy chico. No tiene mucho sentido que la compañía líder en un sector en Argentina tenga un tercio del tamaño que una similar en Chile, Colombia o Perú. En ese precio hay una expectativa, o un potencial de crecimiento muy alto. Lo que deberíamos imaginar a mediano plazo es que, en la medida que las condiciones económicas se normalicen y se mantenga este alineamiento económico, debería haber una convergencia en los precios de los activos argentinos a los de compañías comparables en la región. También deberíamos esperar mayor compresión en los niveles de riesgo soberano, más allá de la volatilidad de corto plazo que tiene que ver con las noticias del día. Pero si todo evoluciona como esperamos hay margen de comprensión y eso impacta positivamente en el precio de los activos.
-¿Cómo lee la noticia de que la Argentina seguirá siendo país “fronterizo”?
-Estas decisiones se toman a través de muchas consultas con grandes inversores institucionales. Creo que la posición finalmente fue la de no apurarse. El consenso es que se está haciendo todo lo necesario para volver a la liga de emergentes, pero decidieron postergarlo un año. No es irracional, en la vorágine de las cosas que van pasando no nos damos cuenta que pasó muy poco tiempo para resolver grandes distorsiones. Es lógico que desde el exterior quieran ver cierta sostenibilidad en las políticas y en el medio hay elecciones.
-¿Qué lugar asigna justamente a los comicios desde el punto de vista inversor?
-En el exterior se ve como una prueba de la gobernabilidad de la gestión de gobierno y de la sostenibilidad. No creo que sea un elemento crítico o que pueda cambiar decisiones pero es un factor importante que la mayoría de los inversionistas están monitoreando.
-¿Y cuáles son los temas que más inquietan a las empresas desde el punto de vista económico?
-El atraso cambiario es una preocupación más de corto plazo, es una coyuntura que hace que la competitividad de muchas de las compañías argentinas sea desafiante. Pero también se entiende que es parte de un efecto colateral, de ciertas medidas que se tomaron para ir corrigiendo distorsiones macroeconómicas. El atraso cambiario es una consecuencia del rumbo que se eligió para ir bajando gradualmente el déficit fiscal. Mi opinión es que no había ninguna otra alternativa que hacerlo de otra manera.
-¿O sea comparte el enfoque gradualista del gobierno?
-Sí. Desde el punto de vista de las preocupaciones de largo plazo sin duda el déficit fiscal es una preocupación y creo que es el gran desafío que tiene la Argentina para lograr sostenibilidad y crecimiento con estabilidad. Problemas como la inflación o incluso la solvencia desde el punto de vista de la deuda tienen su origen en el gran rojo fiscal, por eso debe ser encarado.
-¿Por qué a los empresarios argentinos les cuesta tanto invertir?
-Hay empresarios que por cuestiones generacionales, o por la dinámica de distintos mercados aprovechan la oportunidad para monetizar toda la inversión y el esfuerzo de muchos años. Esto particularmente se ve en empresas familiares. Luego hay mercados donde la consolidación es más aguda, hay menos posibilidades de competir. Pero al mismo tiempo estamos viendo muchos empresarios argentinos que ven una gran oportunidad de crecimiento. De hecho cuando uno analiza los anuncios de inversiones grandes, la delantera la tomaron los empresarios argentinos.
-Respecto a lo que fue el boom de M&A de la década de 1990, ¿dónde estamos parados?
-Claramente son procesos distintos. En aquel momento hubo una primera etapa de consolidación y de entrada de jugadores extranjeros, los mercados estaban muy vírgenes, había muy pocas empresas internacionales y por lo tanto el ingreso fue mucho más masivo. También hubo endeudamiento en dólares para adquirir algunas de esas compañías y eso trajo muchos problemas. Hoy el crecimiento en el negocio de M&A está mucho más enfocado y es más estratégico en ciertos mercados. No resulta un proceso tan generalizado como el de los ´90, cuando se produjo un proceso de extranjerización de casi todos los sectores industriales. También es cierto que estamos empezando a ver el retorno de los fondos de capital privado, o sea private equity, que vuelven a posicionar su mirada en la Argentina. Hay jugadores tanto regionales como de países desarrollados.
-¿Cómo actúan ahora esos private equity?
-Hay distintos casos. Algunos de tamaño muy grande se dedican a hacer “buyo ut”, es decir compran grandes compañías con el objetivo de mejorarlas, hacerlas crecer y en cinco o siete años plantean una estrategia de salida a través del mercado de capitales. Es un modelo estilo Exxel Group de hace algunos años. Hay otros que van por un esquema de “growth capital”, invirtiendo en posiciones minoritarias, pero con el objetivo de apoyar a grupos locales en sus estrategias de crecimiento.
-Más allá de la cuestión electoral, ¿qué otros temas desde el punto de vista económico frenan la llegada de capitales de largo plazo?
-Se habla mucho de la carga fiscal, pero no creo que sea una barrera para el ingreso de capitales. Al inversor extranjero lo que le interesa es la previsibilidad, es poder tener reglas de juego clara. Desde ya que para la competitividad de la economía es un problema el peso de los impuestos. Argentina es poco competitiva y eso conspira contra el crecimiento de largo plazo. Pero quien decide invertir acá ya sabe con lo que se va a encontrar. Veo más preocupación por los temas laborales, porque es un pasivo que resulta difícil de cuantificar. Una empresa que ingresa o compra otra a veces tiene que cerrar una planta y abrir otra, reestructurar y hacer cambios. Pero nadie le puede asegurar cuál será el costo de hacerlo. Es una ventaja importante que da la Argentina y hay que encontrar un mecanismo para mejorar o resolver este tema aunque sea gradualmente.
35 años desde MBA a Lazard
Hitos de una larga historia
1981 – Alejandro Reynal, que venía de ser vicepresidente del Banco Central, funda Merchant Bankers Asociados, un banco dedicado a operaciones de fusiones y adquisiciones, venta de empresas y reestructuraciones.
1994 – Salomon Brothers compra el 49% de MBA, con el objetivo de incrementar sus negocios en la Argentina y aprovechar el boom de inversiones extranjeras que recibía el país en aquel momento.
1998 – Tras ser adquirido por Citigroup, Salomon Smith Barney se desprende de su participación en MBA que es recomprada por el propio Alejandro Reynal. Un año más tarde se incorporaría como accionista Luis Roque Otero Monsegur, ex dueño del Banco Francés, poco después de haberse vendido al español BBV.
2007 – Lazard, una empresa de asesoramiento financiero a nivel global, anunció la adquisición del 50% de MBA. La compañía francesa ya había asesorado al gobierno de Néstor Kirchner en la compleja reestructuración de la deuda en 2005. MBA Lazard consolida su etapa de reestructuración en toda la región.
2016 – Lazard completa la compra del 50% restante de MBA, que así desaparece como “marca”, luego de más de 35 años de historia en el país. Alejandro Reynal y Jorge Bustamante, dos socios históricos, continúan formando parte del “board”, pero ya sin participación accionaria.
Transacciones claves
- Venta de la participación de Total en Transportadora de Gas del norte en 2016
- Compra de parte del Santander Rio del negocio minorista del Citibank en la Argentina en 2016
- Venta de Ades de Unilever para toda Latinoamérica a Coca Cola en 2017
- Venta del Banco Galicia de su operación en Efectivo Sí a Julio Fraomeni (dueño de Galeno) en 2017
- Venta de la constructora IECSA (propiedad de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri) a Pampa Energía en 2017
5 frases de un “merchant banker”
“Argentina está empezando acercarse a la participación relevante que debería tener en nuestro mix de negocios, medido por cantidad de transacciones”.
“No coincido en que no llegan inversiones. Hay que tener en cuenta que se trata de ciclos largos. Una operación de M&A puede llevar ocho meses. Instalar una fábrica o reestructurar una unidad de negocios mucho más”.
“En el exterior se ve como una prueba de la gobernabilidad de la gestión de gobierno y de la sostenibilidad. No creo que sea un elemento crítico o que pueda cambiar decisiones pero es un factor importante”.
“Sería un error valuar a una empresa local por su volumen de negocios actual, porque en casi todos los sectores el potencial de crecimiento es muy grande. Todavía estamos lejos de otros países de la región”.
“Vuelve el interés de los fondos de private equity por ingresar al mercado argentino. En algunos casos con participaciones estratégicas y en otros para apoyar el crecimiento de grupos locales, con el objetivo de llegar luego a la oferta pública”.