El propio efecto inflacionario está mejorando las finanzas de las administraciones provinciales. El superávit que están teniendo se debe a la caída real de las remuneraciones del sector público.
El superávit generalizado de las provincias en buena medida es explicado por una reducción de salarios reales que es la contracara de un descontento difícil de administrar en un año electoral, advirtió un informe de la consultora LCG.
De acuerdo con el documento elaborado por la consultora, la llave que parece tener a mano la Nación para reducir su rojo fiscal se centra en un recorte a las transferencias a las provincias.
“Por supuesto que no será sencillo, menos aun cuando todavía no se votó el presupuesto 2023 y otras leyes claves que estarán en la mesa de negociación junto con la reapertura de la discusión del nuevo consenso fiscal”, advirtió LCG.
Agregó que el gabinete económico tiene allí una fuente de recursos de 1,3% del PBI para alcanzar el objetivo fiscal. Dada la automaticidad de buena parte del gasto a nivel nacional, el ajuste tiende a recaer sobre estas partidas discrecionales.
Las provincias, por otro lado, no parecen tener ordenadas las cuentas por una mayor prudencia, sino por el propio efecto inflacionario sobre una estructura de gastos rígida en salarios que se licúan con la aceleración inflacionaria.
“Creemos que es una oportunidad para el Tesoro, pero también un desafío para la política. La prudencia fiscal a nivel provincial no es premiada y se da un juego de malos incentivos”, advirtió LCG.
Conjeturó que las provincias más eficientes posiblemente sean las más castigadas mientras que las que hayan ordenado menos el gasto estarán en una situación de mayor poder de negociación cuando el descontento social se avizore con más intensidad en lo que resta del año y del 2023.
Cuentas provinciales
De acuerdo con el informe, el año 2021 cerró con solo 4 provincias en déficit (Buenos Aires, Misiones, Catamarca, Río Negro), reduciéndose a la mitad el número de administraciones con rojo fiscal en relación a 2020.
En términos absolutos Córdoba y la CABA se destacaron con los superávits más elevados. En relación a los ingresos totales de cada provincia, el resultado superavitario de Córdoba se sigue mostrando como el más elevado (11,7%), pero la CABA, con 6,8%, perdió 6 posiciones.
Su lugar fue ocupado por Chubut y Santa Cruz con resultados positivos superiores al 9% de los ingresos. En el otro extremo, el rojo de Buenos Aires fue equivalente al 1,2% del total de sus ingresos. En el medio, hay un abanico amplio, pero que denota una mejora respecto a los últimos años, afectados por la crisis económica y la pandemia.
Los gastos de las provincias en 2022
De cara al cierre 2022, LCG consideró que la mayoría de las provincias sumarán otro año con cuentas superavitarias.
En 9 meses, los giros automáticos a las provincias crecen al 8,3% anual y sobre esto se agrega la recaudación propia que, en líneas generales, crece por encima de la inflación (9% anual real promedio para las provincias que cuentan con datos).
A contramano, las transferencias discrecionales reflejan un recorte del 5% anual real promedio.
En términos de gasto, aun cuando los salarios hayan reducido su participación en el total, siguen siendo la partida más relevante y en 2022, un año sin elecciones, el incremento del gasto en personal vía paritarias no le ganó a la dinámica de los ingresos, que ajusta con menos rezagos ante la aceleración inflacionaria.
Así, nuestra proyección es que solo tres provincias cerrarían el año con déficit primario (Buenos Aires, Misiones y Catamarca) y cinco con déficit financiero (a las tres anteriores se sumarían Río Negro y Ciudad de Buenos Aires).