La UIA midió un fuerte repunte de la industria de 12,8% en julio y agosto contra el bimestre anterior

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Sin embargo, los empresarios expresan preocupación por el aumento en los costos, la competencia desleal -en relación a la informalidad y a la importación de bienes terminados que no tributan en el país- y la capacidad ociosa 

El Centro de Estudios UIA (CEU) presentó los indicadores de actividad industrial para los meses julio y agosto. En julio, la actividad industrial registró una caída de -5,8% en la comparación anual, mientras que la comparación mensual sin estacionalidad mostró una suba de +12,8%, una importante mejora respecto a los bajos niveles registrado en mayo / junio. El sector industrial acumula 14 meses consecutivos con caídas interanuales y una baja de -12,8% comparando contra los primeros siete meses de 2023. Los datos preliminares de agosto anticipan una nueva caída interanual y una baja en la comparación mensual que revertiría parte de la mejora de julio en algunas ramas industriales

De acuerdo a los resultados de la III Encuesta UIA, para el 69% de las empresas, la utilización de la capacidad instalada en julio fue menor a la considerada como óptima. La mayoría (55,7%) espera recuperar niveles adecuados recién a partir de la segunda mitad de 2025.

Los representantes sectoriales y regionales manifestaron su preocupación por el impacto del contexto económico en la industria. El nivel de actividad, el aumento en los costos -especialmente para las pymes-, la competencia desleal -en relación a la informalidad y a la importación de bienes terminados que no tributan en el país- y la capacidad ociosa en los establecimientos productivos fueron algunos de los temas abordados. En ese sentido, se reiteró la necesidad de poner en marcha iniciativas que mejoren la competitividad y potencien el desarrollo de las cadenas de valor. Algunas propuestas en esa dirección incluyen la sanción de una nueva Ley PyME, la recuperación de la dinámica del mercado interno (a través del desarrollo de la producción local, el consumo y el empleo formal) y el impulso de las exportaciones con valor agregado (a través del aumento de reintegros y la baja de derechos), entre otras.

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