Ayudó la fuerte desaceleración de alimentos y bebidas, que aumentó apenas 0,9%. Si bien se midió un incremento de la carne (el asado subió 4,6%) fue en parte compensado por la caída por factores estacionales en tomate, papa y cebolla. Cómo impacta el dato en la política económica
De manera sorpresiva, el índice de inflación de noviembre perforó el 2,5%, ubicándose por debajo de los pronósticos de la mayoría de las consultoras. EL IPC nacional se ubicó finalmente en 2,4% el mes pasado, el menos nivel del año. El aumento acumulado en el año llega a 112% y la interanual se ubicó en 166%.
El dato más fuerte que surge del nuevo dato de inflación es que la suba medida en alimentos y bebidas fue de apenas 0,9%. Con fuerte ponderación, esto fue clave para que el índice general finalmente se ubicara por debajo del 2,5%. La carne sí presentó ya algunos incrementos que podrían acentuarse en diciembre. El asado, por ejemplo, subió 4,6%, pero esa suba fue compensada por fuertes caídas en verduras.
La suba de tarifas generó un incremento de 4,5% en el rubro vivienda. La recomposición de precios y cierta estacionalidad también se notaron en el rubro “restaurantes y hoteles”, que subió 3,6%, y en “recreación”. El rubro que arrojó el mayor incremento fue el de educación, con una suba de 5%.
En el caso de bienes, la suba del mes la suba de 1,6%, mientras que servicios aumentó 4,4%, confirmando que la inflación corre a dos velocidades bien diferenciadas.
Un dato preocupante con la mira puesta en diciembre es que el IPC núcleo subió 2,7%, es decir por encima de la inflación general. Por otra parte, los productos estacionales cayeron 1,2%, mientras que los regulados (como es el caso de las tarifas) subieron 3,5%.
Ahora todas las miradas apuntan a la inflación de diciembre. Javier Milei había asegurado que en caso de darse tres meses consecutivos de inflación mensual a menos de 3% daría lugar a una baja del ajuste del dólar oficial del 2% al 1%. Si se confirma, esto debería suceder en el primer trimestre del 2025.
