La entidad se mantiene optimista respecto a la evolución de estos activos, que dieron ganancias superiores al 100% en moneda dura en 2024. Sin embargo, advierte que en 2025 el repunte sería mucho menor. A continuación, los principales pasajes del análisis:
En esta etapa del plan, el Gobierno decidió bajar el ritmo de depreciación del dólar oficial, esta vez al ritmo del 1% mensual con el objeto de garantizar el descenso del ritmo de la inflación haciendo uso del “ancla cambiaria” como complemento del “ancla fiscal” que mencionamos anteriormente.
La principal preocupación del mercado continúa siendo la capacidad del banco central de mejorar su liquidez para poder salir del cepo actual sin sobresaltos en el tipo de cambio. A pesar de compras récord de casi 19.000 millones durante 2024, las reservas netas siguen en terreno negativo por aproximadamente USD 6.500 millones. En el comienzo del año el gobierno continúa acumulando compras netas apoyado en la dinámica de generación de préstamos en dólares, que crecieron fuertemente tras el éxito del blanqueo, y la confianza en el plan.
Será fundamental para poder retener las reservas adquiridas que el Gobierno tenga a su alcance la opción de tomar deuda voluntaria en moneda dura como parte del menú de herramientas de financiamiento disponibles. El acceso al mercado se convierte en una posibilidad en 2025, impulsado por la sostenida baja del riesgo país. Asimismo, y como acelerador de la salida a mercados, se mantiene latente la alternativa de un nuevo acuerdo con el FMI, aunque este, necesitará conseguir el respaldo parlamentario que fija la ley.
¿En qué bonos invertir en este 2025?
Si el objetivo del inversor es la administración de la liquidez (caja) en pesos, vemos indiferencia en las opciones de corto plazo que ofrecen los instrumentos de tasa fija – Lecaps – y los ajustables por CER., todas en el entorno de tasas mensuales de entre 2,7 y 3%. La curva de rendimientos de tasa fija se encuentra invertida, ofreciendo menores retornos a partir del mes de marzo.
Para inversores cuyos objetivos de inversión toleren una extensión de plazos, vemos atractivo en las Lecaps de plazo medio (3 a 6 meses) rinden entre 2,2 y el 2,4% mensual, y permiten capturar (fijar) tasa en un escenario esperado de baja en la inflación, donde la misma converge gradualmente al ritmo del “crawling” del 1% mensual.
En el terreno de los bonos en dólares, las estrellas del 2024, seguimos identificando valor en los bonos Globales, destacando su favorable relación riesgo-retorno. Esto dada la firme convicción del gobierno en mantener la disciplina fiscal, junto con un compromiso expreso para honrar la deuda.
Con tasas de retorno en el orden de 11%, los bonos Globales aún tienen margen para seguir comprimiendo y alcanzar rendimientos de emisores emergentes de calificación B- que navegan en el entorno del 9% promedio. Esperamos para este año mejoras en la calificación crediticia actual de CCC otorgada por las agencias calificadoras de riesgo, tras el voto de confianza que el mercado ya ha otorgado. En consecuencia, gran parte del retorno esperado en el año provendrá de la mejora de paridad (precio) que en este evento podría ser de hasta el 15%, al cual se debe sumar el ingreso por cupón de interés. Esto por supuesto está lejos de los espectaculares retornos del 2024, pero aún los consideramos muy atractivos.
Por consiguiente, al analizar la deuda soberana bajo diferentes supuestos y escenarios, continuamos viendo oportunidades en el tramo más largo de la curva “hard dollar” ley Nueva York. El Global 2035 (GD35) y el Global 2041 (GD41) se presentan como las opciones más atractivas, tanto en un escenario de normalización de la curva soberana, como en el escenario más adverso, donde la menor paridad y protección legal (GD41), obran como amortiguadores de la caída.