El contexto internacional presenta diferentes amenzas de importante seriedad que podrían tener definición inmediata o muy cercana. Por eso voy a describir los dos problemas centrales de la actualidad: China y Europa. A la luz de este análisis, les dejaré lo que considero un portafolio inteligente y audaz para los momentos de gran inestabilidad que se avecinan.
La economía china es la segunda más importante del planeta, sólo detrás de los Estados Unidos. Es natural que cualquier problema que tenga su economía impactará en el sistema financiero global y en especial en los precios de los commodities.
Ahora bien, hay tres factores principales que hacen de China una de las burbujas para este 2017: la fuga de capitales, la devaluación del yuan y el alto endeudamiento de su economía.
La fuga de capitales se ha convertido en un problema serio para el gigante asiático. Sus reservas en dólares acumulan una caída de u$s 1trillion desde mediados de 2014, lo cual representa el 25% del total de reservas. El dato es alarmante si consideramos que esta es la mayor caída de reservas de toda su historia.
Como consecuencia de esta situación, China ha dejado de ser el principal tenedor extranjero de deuda norteamericana (ahora Japón pasó a ser el país extranjero con mayor deuda de EEUU en su poder).
Para intentar frenar esta fuga de divisas, han puesto en marcha un programa de control de capitales que imposibilita a los chinos comprar más de u$s 50.000 por año. Esto no es más que la versión china del cepo cambiario.
La otra cara de la moneda de esta fuga de reservas es la devaluación que viene teniendo el yuan. En el último año y medio, el yuan se devaluó más de un 10% respecto del dólar. Actualmente, el tipo de cambio u$s/CNY ronda los 6,88. Si bien representa una pequeña recuperación respecto de los picos de 6,94 y 6,95 de diciembre 2016,el yuan está en sus niveles más bajos desde 2008.
De continuar esta tendencia, si bien se favorecerá un aumento de las exportaciones chinas al hacerse más baratos en precios internacionales sus productos, es posible ver una baja en sus importaciones (las que se encarecen en precios locales). Si China baja el volumen de sus importaciones, esto puede tener un impacto negativo en el precio de muchos commodities, de los cuales el país asiático es el principal consumidor a nivel mundial.
Lo cierto es que tanto la fuga de divisas como la devaluación de su moneda dejan entrever la pérdida de confianza de los inversores en este país. A esto debemos sumar el exponencial crecimiento del endeudamiento que ha tenido la economía china.
Como respuesta a la crisis financiera internacional de 2008, las autoridades chinas aprobaron en 2009 un programa de estímulo masivo inyectando en la economía más de 5.100 millones de yuanes para mantener las metas de crecimiento.
Ello ha traído como consecuencia un aumento astronómico de los niveles de deuda, lo que hace que actualmente la deuda total china supere el 250% de su PBI (deuda pública + privada). Se calcula la deuda total en aproximadamente u$s 28 trillions.
Lo que viene sucediendo es que, desde 2009, el fuerte crecimiento de la economía china se ha sostenido de manera artificial, con un fenomenal aumento de deuda.
Claro está que es insostenible continuar con esta política indefinidamente. Además de que históricamente estos procesos de fuerte endeudamiento suelen terminar en crisis financieras, tengamos otro dato en cuenta: el sector financiero chino es el segundo más grande del mundo y sus bancos están entre los más importantes a nivel mundial. De hecho, cuatro de los seis bancos más grandes del mundo son chinos, medidos por su capitalización bursátil.
Queda a la vista que una crisis del sector financiero en China puede estremecer los cimientos del sistema financiero mundial.
Por otro lado, si China decide frenar el crecimiento de su deuda, su economía también se frenará, ya que la deuda ha sido el principal combustible de su crecimiento en los últimos ocho años.
Como conclusión, hay que entender que la economía china está dando señales de una nueva desaceleración, o peor aún, de una posible recesión. De confirmarse esto, podría traer serias consecuencias en la economía mundial. Uno de los principales efectos de la desaceleración de la economía china será una baja en los precios de los commodities. En el caso de la Argentina, esto podría traducirse en una baja importante en el precio de la soja.
Europa
Italia es la verdadera amenaza a la estabilidad y viabilidad de la eurozona. Su deuda supera los € 2 trillion, lo que representa un 136% de su PBI. Además de esto, es el país de la región con mayor porcentaje (17%) de los créditos de su sistema financiero en mora.
Vale resaltar que los dos bancos más grandes de Italia (Unicredit e Intesa San Paolo) tienen entre ambos más de 35.000 millones de euros en estos créditos de mala calidad. Para el caso de Unicredit estos créditos representan más del 40% de su capital, y para Intesa San Paolo, más del 30%.
Para entender la complejidad del rompecabezas europeo, es importante saber que Italia es acreedor de Grecia, país que atraviesa su tercer rescate financiero.
Desde 2010, todos los bonos griegos, que estaban principalmente en manos de bancos privados franceses y alemanes, fueron adquiridos por el Banco Central Europeo como parte de los diferentes programas de estímulo europeo y de rescate a Grecia.
Puesto de otro modo, los políticos europeos trasladaron las deudas asumidas privadamente por bancos franceses y alemanes al púbico en general. El gran problema es que se sabe que esa deuda es impagable (Grecia tiene una deuda de u$s 315 billion que equivale al 180% de su PBI) y que más temprano que tarde tendrá una quita. Cuando llegue ese momento, los platos rotos los pagarán todos los contribuyentes de la eurozona en lugar de los bancos franceses y alemanes.
Esto es parte del descontento general que se vive en la eurozona y que promete sorpresas en las elecciones de Holanda, Francia y Alemania a celebrarse en marzo, abril y septiembre, respectivamente.
¿Qué hacer en este contexto? ¿Qué cartera armar?
En el año 1983, el profesor John Lintner de la Universidad de Harvard que fue uno de los creadores del modelo CAPM. Demostró que los managed futures son un tipo de inversión (asset class)que disminuye sensiblemente el riesgo de una cartera estándar de bonos y acciones al tiempo que mejora su rendimiento. Puesto de otro modo, los managed futures aumentan la eficiencia de cualquier cartera tradicional.
Pero hay algo más: en contextos en que las acciones globales han tenido grandes caídas, los managed futures han demostrado tener rendimientos sólidamente positivos. Como ejemplo reciente, en la crisis del 2008, mientras las acciones tuvieron caídas del orden del 40%, los managed futures tuvieron subas del orden del 20%.
Hoy es razonable tener un 40% en este tipo de inversión alternativa. El resto de la cartera debería contar con una porción importante de bonos de baja duration (20%), una parte en algún ETF short no apalancado, como el ProShares Short S&P 500 ETF (NYSEARCA: SH) (20%), y el 20% restante debería ubicarse en apostar a que la salida de capitales de China se intensificará comprando futuros de u$s/CNY en el Chicago Mercantile Exchange.
Como podrán apreciar, esta cartera lo único que podría tener de Argentina son los bonos de baja duration. Además de esto, queda a la vista que no es una cartera simple de armar para alguien que no sea un profesional especializado. Recuerden estas palabras: se vienen años muy díficiles para los mercados financieros, y aquel que tenga una cartera estándar sufrirá fuertes pérdidas patrimoniales.
Miguel Angel Boggiano – CEO de Carta Financiera