El gasto sigue cayedo como porcentaje del PBI, pero los ingresos arrancaron el año por debajo de lo previsto. Informe de Econviews.
El déficit primario consistente con la definición del acuerdo con el FMI se ubicó apenas por debajo del 2.7% del PBI y el gobierno cumplió con su objetivo fiscal en 2018. Pero la meta de déficit primario cero para este año luce mucho más desafiante: si bien el gasto primario seguirá cayendo como porcentaje del PBI, el margen para seguir recortándolo es limitado y es indispensable apelar también a una suba en los ingresos, que arrancaron el año por debajo de lo previsto, mencionó un informe de Econviews.
En este contexto, la consultora de Miguel Kiguel fijó la vista en cuatro factores de riesgo que pueden amenazar el cumplimiento de la meta de déficit primario cero de este año:
1 -Inflación: la fórmula de movilidad con la que se ajustarán las jubilaciones, pensiones y asignaciones este año toma la inflación de la segunda mitad de 2018 y del primer semestre de 2019. Una desaceleración de la inflación mayor a la esperada tendría un impacto negativo mayor sobre los ingresos corrientes que sobre el gasto primario, cuyo componente de jubilaciones y gasto social está indexado a la inflación pasada y representa cerca del 60% del gasto primario.
2 – Recesión: una baja de tasas demasiado lenta podría demorar el rebote del consumo, la inversión productiva y el repunte de la actividad. Una recesión más extensa de lo esperado desinflaría el crecimiento de la recaudación, en particular a través de los tributos que gravan el consumo. Además, con menor crédito político y la necesidad de reactivar la economía antes de octubre, el recorte del gasto de capital podría ser menor al proyectado. La buena noticia es que en 2018 la deuda exigible de gasto de capital cayó 30%, quitándole algo de presión al gasto primario y facilitando el programa fiscal de 2019.
3 – Exportaciones: el gobierno espera que la buena performance de las exportaciones (en especial las agrícolas) este año, la reintroducción de las retenciones a las exportaciones de todos los bienes y servicios y el resultante incremento en la alícuota para la soja y sus derivados aporten a la recaudación un punto de PBI adicional respecto a 2018. Por ahora, los números de la cosecha son alentadores en la medida en que el clima siga acompañando y que la oferta mundial no presione los precios a la baja. Dos variables fuera del control del gobierno.
4- Tipo de cambio: un nuevo salto del tipo de cambio pondría en la cuerda floja la reducción de 0.7 puntos del PBI esperada para los subsidios económicos. El año pasado por ejemplo, a pesar de los aumentos en la tarifa de electricidad, a causa de la devaluación el consumidor terminó pagando el 50% del costo de generación, similar a un año atrás. Si bien una nueva devaluación elevaría la recaudación vía impuestos al comercio exterior, las retenciones tienen un tope de 3 o 4 pesos por dólar, con lo cual no es claro que ambos efectos lleguen a compensarse.
El gobierno cuenta con una “rueda de auxilio“: la posibilidad de aplicar ajustadores de gasto social y de capital a la meta con el FMI, lo cual le permitiría registrar un déficit de más de medio punto del PBI este año. No obstante, se encuentra limitado a esos rubros de gasto. Alcanzar la meta de déficit primario cero este año es clave para continuar con el programa del FMI y constituye una importante señal a los mercados del esfuerzo que está haciendo Argentina para no desviarse del camino marcado. “Esperemos que ningún contratiempo obstaculice el tránsito y que no sea necesario acudir a la rueda de auxilio”, mencionó Econviews.