Sebastián Ponceliz, su CEO, anunció que tiene un plan para instalar nada menos que 5.000 en los próximos 24 meses. Ya tiene el visto bueno del BCRA y está cerrando acuerdos con bancos y cadena de supermercados.
Es una iniciativa que apoya el Gobierno y de manera explícita también el Banco Central. El pedido lo recogió Sebastián Ponceliz, que está a punto de hacer realidad algo que hasta hace pocos meses parecía imposible: la instalación de la primera red de cajeros automáticos privados en la Argentina. Se llamará Octagon y su impulsor asegura que no viene a competir con las redes tradicionales, Link y Banelco, sino a complementarla.
Ponceliz sabe de qué está hablando y tiene gran experiencia en el negocio. De hecho, a través de su firma Odyssey Group, viene desarrollando exitosamente el negocio de instalación de ATM privados en Estados Unidos, ahora llega el turno de desembarcar en la Argentina y buscará tener además una fuerte presencia regional.
Hoy existe en la Argentina unos 13.500 cajeros automáticos, pero según proyecciones privadas podría haber tranquilamente arriba de 50.000, teniendo en cuenta lo que sucede en otros países de la región y también en mercados desarrollados.
Esas proyecciones, respaldadas por estadísticas que revelan la escasa cantidad de cajeros por habitantes que hay en el país (poco más de 32 por cada 100.000 habitantes, casi tres veces menos que en Brasil), se suman a la alta cantidad de operaciones que los argentinos hacen en los cajeros: 9.000 por mes cuando en Estados Unidos apenas llegan a 100 por mes.
La empresa ya tiene prevendidos 4.000 cajeros automáticos no bancarios a farmacias, supermercados y otros comercios y confían en llegar a instalar más de 1.000 antes de fin de año y 5.000 en los primeros dos años.
Ponceliz le explicó a Road Show cómo funciona el negocio: “Nosotros proveemos los cajeros y nos ocupamos de su instalación y de cargarlo diariamente, para lo cual tendremos una empresa de logística propia. Pero son inversores los que ponen la plata para comprarlo. Pueden ser desde cadenas de supermercados hasta bancos, pero también inversores que quieren ingresar en un negocio, co una inversión inicial de 10.000 dólares por aparato”.
Según sostienen en la compañía, si se elige una buena locación, la recuperación de la inversión puede ser rapidísima: hablan de apenas seis meses, cuando en Estados Unidos requiere más de 3 años.
El costo por cada operación que se realice con los cajeros Octagon sería de unos 50 pesos. El principal enemigo es, por supuesto, quienes poseen un plan sueldo que les permite operar con las red de cajeros de manera gratuita. Pero aún así Ponceliz cree que hay mucho negocio por delante: “Nuestros cajeros tendrán una gran cantidad de funcionalidades, y además hay una enorme porción de la población que no cobra un plan sueldo y debe recoger grandes distancias para hacerse de efectivo. Con esta red tendrá todo mucho más a mano”.
Octagon ya realizó un acuerdo con el Banco Interfinanzas, cuyo propietario es el constructor Angelo Calcaterra, que actuará como banco administrador. Es se ocupará de realizar la distribución del dinero cada vez que sucede una transacción. Esta figura es imprescindible para cualquier red de cajeros automáticos. En el caso de esta nueva marca, además, estará “enchufada” a la red por donde “corren” Banelco y Link, por lo que no hay limitaciones al tipo de transacciones posibles.
¿Cuáles serían las zonas “críticas”, es decir donde vale la pena instalar cajeros automáticos? El estudio realizado por Odyssey Group es muy elocuente: mientras que en Capital Federal hay un cajeros cada 904 personas, en Gran Buenos Aires la relación ya es de 3.300 personas por cajeros. Mucho peor es la situación en algunas ciudades muy pobladas del Conurbano: en Jose C.Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno o Hurlingham hay entre 5.000 y 7.000 personas por cajeros. Claramente, una gran oportunidad para el negocio. Y en las provincias la situación es aún más delicada.