Ahora fue el turno del número dos del organismo, David Lipton, además representante por los Estados Unidos. Pase de factura por el fracaso del programa y el millonario desembolso.
David Lipton es el tercero de los funcionarios de primera línea del FMI en sufrir las consecuencias de haberle prestado una suma millonaria a la Argentina, junto con el fracaso del programa económico que elaboraron en conjunto con el gobierno de Mauricio Macri. El norteamericano se desempeñaba como primer subdirector gerente del organismo, en la práctica su número dos.
En octubre del año pasado ya Christine Lagarde, había abandonado la conducción del organismo para pasar al Banco Central Europeo. Había sido una de las principales impulsoras del crédito de USD 57.000 millones al país. Pero finalmente fueron desembolsados USD 44.000 millones.
Otro de los que perdió su puesto luego de apoyar a la Argentina fue Roberto Cardarelli, el encargado del “caso argentino” fue otro de los reemplazados. Antes de iniciar las nuevas negociaciones asumió el venezolano Luis Cubedu, que ya había tenido ese rol en los primeros años de la década del 2000.
La titular del Fondo, Kristalina Georgieva, indicó que Lipton fue quien desempeñó por más tiempo su cargo en el organismo, donde estaba desde 2011.
En un comunicado, el organismo describió al ahora ex funcionario de la siguiente maneras:
“La amplia cartera de actividades que asumió en el FMI abarcaba cuestiones tales como estrategia, formulación de políticas, supervisión multilateral y de países y programas de préstamo. Impulsó varias iniciativas importantes, como el Ejercicio de Alerta Anticipada, que se celebra dos veces al año durante las Reuniones Anuales y de Primavera con el fin de destacar los retos actuales y futuros a los que se enfrentan las autoridades; el marco de Evaluación de los Saldos Externos y el correspondiente Informe sobre el Sector Externo, que evalúa las posiciones externas y los tipos de cambio de los países; y nuevos estudios sobre el marco integrado de políticas, que considera el funcionamiento conjunto óptimo de las herramientas de política y que procura afianzar la supervisión y la capacidad de influencia del FMI”.