El economista y accionista de SBS aclaró que en relación al PBI no excede aún el 40%, por debajo del promedio regional. En un informe también exploró qué está pasando con la situación fiscal.
En su reporte mensual, volcó las siguientes definiciones sobre la economia:
1 – Recalibración, dudas, y costos.
Luego de un cierre de año que lucía prometedor para la Argentina, la percepción cambió substancialmente en las últimas semanas. La fuerte suba de las tasas globales recordó la fragilidad financiera del gradualismo. Y la aparente resignación inflacionaria del BCRA no hizo más que aumentar la sensación de desorientación y vulnerabilidad. En el olvido quedaron la auspiciosa reforma impositiva, el fundamental ajuste previsional, y el ambicioso decreto de desregulación de los días previos, así como el buen resultado fiscal del 2017.
Por suerte el Banco Central volvió a dar signos de cautela en su última decisión de tasas y el Tesoro a mantener un control más ajustado del mercado cambiario. Mientras tanto, el gobierno pareciera continuar su sendero de contención fiscal y reformas, aun perdiendo popularidad, lo que debiera tarde o temprano volver a dar un mayor sentido de tranquilidad a los mercados y dejar de amenazar el débil equilibrio económico/político alcanzado.
2 – El sendero de crecimiento económico se prolonga.
El año pasado habría cerrado con un crecimiento de 2,8% y las primeras señales respecto de 2018 se mantienen favorables. El sostenido crecimiento de la inversión y la recuperación del consumo continúan impulsando el ciclo, aunque una política fiscal más restrictiva y mayor incertidumbre nominal debieran provocar cierta desaceleración en el corto plazo.
De todas maneras, esta menor expansión se está viendo compensada por una mayor inversión y reformas que refuerzan la sustentabilidad del proceso, permitiendo que el ciclo de crecimiento económico positivo vaya extendiéndose en el tiempo.
3 – Forzado por la realidad, el BCRA retoma la prudencia.
La inflación de enero marcó un comienzo de año que se perfila complicado. Sin más espacio, la autoridad monetaria no tuvo otra opción que poner en pausa su ciclo bajista para la tasa de política monetaria.
Cuando aún resta ver el pass-through que pueda haber tenido la reciente depreciación del peso, los próximos meses serán un desafío para el BCRA. De todos modos, el relajamiento inflacionario de la autoridad monetaria y la mayor volatilidad esperada del ARS anticipan una inflación cercana al 19% en el mejor de los casos.
4 – La consolidación fiscal se confirma, aunque el gradualismo todavía implica mayores intereses y un fuerte déficit de cuenta corriente en el corto plazo.
El año 2017 cerró con un déficit primario de 4,0% del PBI, contra 5,0% en 2016 (excluyendo el efecto neto favorable del blanqueo) y a pesar de un aumento de 1% del PBI en gasto social. Los datos de enero confirman la tendencia reciente, con los gastos primarios cayendo 5% a/a en términos reales. El cambio en la fórmula de ajuste aprobada en la reforma previsional debiera ayudar aún más a alcanzar la exigente meta de un déficit primario de 3,2% del PBI para este año.
La reducción en el déficit nominal sería menor, recordando el costo del gradualismo sobre la deuda y los intereses. Al mismo tiempo el déficit de cuenta corriente se proyecta en 5.6% del PBI. Por ello es clave que la reducción del déficit fiscal siga siendo la única meta inclaudicable. El sendero oficial anticipa nuevos incrementos de la razón deuda pública neta /producto pero estabilizándose debajo del 40% hacia 2020, o en niveles todavía manejables dentro del promedio regional.
Mientras tanto, las emisiones de enero cubrieron las necesidades externas del 2018 y un mercado local que recupera la estabilidad perdida debiera ofrecer el remanente financiero como lo hizo el año pasado.