Bobby Axe: el nuevo villano que fascina a Wall Street

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Desde la recordada “De mendigo a millonario” que la vida de los mercados fascina a espectadores. La nueva serie que retrata el mundo de las altas finanzas gana rápidamente adeptos en la Argentina. Conozca a quien la crítica ya considera como el sucesor del villano más famoso, Gordon Gekko.  Por Sebastián Maril

No existe banquero en este planeta que no se levante de su silla y aplauda cada vez que ve a Michael Douglas interpretar al célebre Gordon Gekko en “Wall Street”, un clásico de Oliver Stone.

No se sabe con total seguridad, pero aparentemente Stone creó a Gekko a imagen y semejanza de Ivan Boesky, un prominente corredor de bolsas y financista, involucrado en un escándalo de evasión de impuestos y uso de información privilegiada durante los años 80. Gekko es un banquero, un ser ambicioso, inteligente, astuto y hábil en todo lo que a las altas finanzas se refiere, pero también es un manipulador sin escrúpulos que logra sus cometidos estirando las leyes hasta el punto de quiebre. Cuando llega a este punto, pone el pie en el acelerador y construye un imperio financiero basando su filosofía de vida en la famosa teoría social de Darwin, la supervivencia del más apto.

Treinta años más tarde, los banqueros tienen un nuevo ídolo. Su nombre es Robert Axelrod, o Bobby Axe, principal protagonista de la serie “Billions”. Axe es el fundador de un fondo de cobertura que lleva su nombre. Es un multimillonario que hizo su fortuna tras sobrevivir los ataques terroristas del 11 de septiembre y realizar apuestas que rozan la moralidad mientras cientos de banqueros perdían la vida durante los ataques. Axe, al igual que Gekko, se deja tentar por la codicia y por concretar operaciones bursátiles utilizando artimañas altamente cuestionables. Tampoco se sabe con seguridad, pero la historia dice que el personaje de Bobby Axe, fue creado en base a la vida de Steven Cohen, un banquero quien enfrentó una batalla legal en las cortes neoyorquinas contra el Departamento de Justicia de los EE.UU. por utilizar agresivas tácticas que eran consideradas ilegales.

La trama central de ambas historias es enriquecerse tentando las leyes. Ambos banqueros son investigados por la SEC (ente regulador de los mercados de capitales) y por el Departamento de Justicia y en ambos casos, el público, en su abrumadora mayoría, simpatiza con ellos, con los que tientan al destino jugando con fuego y viviendo al borde de la ilegalidad. Ya sabemos qué pasó con Gekko. Es muy temprano para especular con el futuro de Bobby Axe.

Entonces ¿por qué Wall Street simpatiza con los aquellos que no respetan las reglas?

La primera respuesta, aunque discutible, se puede encontrar exactamente ahí, en las leyes de juego.

Gordon Gekko en numerosas ocasiones muy sutilmente hizo referencias a aquellos obstáculos que nivelan las operaciones bursátiles para el mercado e impiden a aquellos que tienen acceso a información privilegiada, a utilizarla para lucrar. Es decir, se opone a un sistema que le impide enriquecerse utilizando herramientas que no están disponibles para todos. Gekko culpa a las personas por no ser tan astutas como él para sobrevivir y triunfar en un mercado hostil.

“Conseguime información. No me importa cómo lo hagas. Tan solo maravillame con datos que pueda utilizar”, Gekko le dice a su mano derecha Bud Fox quien astutamente responde: “Si la SEC me descubre, podría perder mi licencia y ser encarcelado”.

Bobby Axe, también considera que el mayor obstáculo para los mercados es el constante seguimiento de las autoridades reguladoras a aquellos que triunfan. “El día que deje a un funcionario público ingresar a mi oficina y decirme qué es lo que puedo hacer y qué es lo que no, ese es el día en que abandonaré mi profesión. ¿Y saben qué?  Aun no pienso cerrar mi negocio”.

Wall Street tiene una atracción platónica por aquellos que logran enriquecerse burlándose de un gobierno que controla cada paso que dan desde el momento que ingresan a la oficina.

No es coincidencia que los empleados menos queridos por los operadores sean los que forman parte del Departamento de Compliance.

La segunda respuesta se puede encontrar en la definición de “un hombre alfa. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaría ser como Gekko o como Axe?

Un hombre alfa es aquél que asume un papel dominante en situaciones sociales y profesionales. Es una persona carismática quien no necesita hablar para sobresalir sobre el resto. Tanto Gekko como Axe, son respetados por sus empleados y temidos por aquellos que se les oponen.

Socialmente, ambos han tendido una red de contactos los suficientemente sólida y amplia para pedir favores y conseguirlos en un abrir y cerrar de ojos. Avión privado en el aeropuerto, casa de fin de semana en East Hampton y automóviles imponentes.

En la década de los 80, todos se vestían emulando a Gekko. Pelo engominado, tiradores, corbata de Salvatore Ferragamo y camisa italiana. Fumar un habano era obligación. Hoy, los banqueros quieren imitar a Axe. Jeans, camiseta de Walmart y zapatillas.

Todos aspiramos a ser exitosos y cada uno tiene un significado de éxito diferente.

Gordon Gekko dejó una huella cultural muy grande en la década de los 80. Los graduados de los mejores MBAs querían seguir sus pasos. Gekko no creó a los “yuppies” pero con Gekko se multiplicaron. Bobby Axelrod es el sucesor de Gekko que Wall Street buscaba.

En teoría, todos deberíamos simpatizar con aquellos que desean que lo bueno se imponga sobre lo malo. Pero cuando se habla de Wall Street y de la atracción que tienen los banqueros hacia los suyos, el mal siempre gana sobre el bien.

El gato y el ratón,  en clave financiera

Damian Lewis es Bobby Axelrod en Billions, la serie que emite desde el año pasado la cadena Showtime y que ya está en su segunda temporada (en Argentina se la puede seguir por Netflix). Su cara resulta muy familiar ya que también es el protagonista de una de las series más vistas en los últimos años, “Homeland”. Pero en esta oportunidad ya no hace de militar norteamericano coptado por terroristas musulmanes, aunque sí participa en un juego tan peligroso como aquel: las altas finanzas.

El fiscal Chuck Rhoades, interpretado por el gran Paul Giamatti, es quien se encarga de perseguir al nuevo villano de Wall Street. Fanático del orden y respeto de las reglas, será quien no le perderá pisada a la gran figura de Billions. Una vez más el juego del gato y el ratón, imprescindible para no perderle pisada al gran financista y al guardián de la ley.

Como en House of Cards, la figura de la esposa del fiscal también resulta central en la trama. Se trata de Wendy Rhoades, encarnada por Maggie Siff.

Entre los protagonistas vale todo. Rhoades utilizará todos sus recursos, limitados, para buscar la forma de encontrar pruebas que incriminen Axelrod. Y éste hará lo propio con sus recursos, mucho menos limitados por cierto, para salir impune de sus delitos económicos sino para seguir reforzando su posición, su nombre y su cuenta bancaria.

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