Los inversores buscaron refugio y alternativas ante un verdadero “cisne negro” desatado a partir de la caida de Silicon Valley Bank, que además derramó sobre un ya endeble Credit Suisse
La búsqueda de refugio de los inversores en todo el mundo estuvo a la orden del día durante una semana de extrema volatilidad para los mercados mundiales. El oro sobresalió una vez más como un activo de resguardo en momentos de gran nerviosismo, pero ahora se agregaron las criptomonedas, percibidas como una alternativa “descentralizada” ante la crisis que está afectando a los bancos.
Wall Street, en cambio se vio sacudido por la fragilidad del sistema financiero y los masivos rescates anunciados por parte de la Reserva Federal. La semana terminó con la sensación que la crisis por ahora no terminó. Para colmo, la semana que viene la FED definiría una nueva suba de la tasa de interés, algo que tiene un impacto negativo en los mercados.
El Bitcoin llegó a los U$S 27.500 y tuvo una suba prácticamente vertical en la semana. En el balance del año la principal criptomoneda ya acumula una suba de 60%, superando ampliamente a cualquier otro activo de riesgo.
Los inversores privilegiaron las cripto como una opción que va por fuera del sistema financiero tradicional. Algo que siempre se ponderó de las monedas digitales, pero que ahora resurge como una característica más valiosa.
Por otra parte, las dudas que surgieron el último fin de semana por una de las monedas estables más utilizadas, como el USDC, se disiparon con el correr de los días. Fue clave el rescate a los ahorristas del Silicon Valley Bank, donde estaban guardadas el equivalente a 8% de las reservas de esta moneda digital.
El Bitcoin había tenido un 2022 para el olvido, con un derrumbe que llegó a 70% desde los máximos que había alcanzado un año atrás. Ahora el “bear market” quedó y empezó a recuperar terreno perdido.
También el oro sobresalió en estos últimos días. Sobre el cierre de la semana trepó arriba de 3% y finalizó a U$S 1.985 la onza. De esta forma, quedó muy cerca de superar el máximo nominal histórico que se produjo al inicio de la pandemia, cuando superó los U$S 2.000.
