Cuatro presidentes de bancos líderes coincidieron en destacar la fortaleza del sistema financiero y reclamaron por la carga tributaria que pesa sobre bancos y depositantes. Por Fernando Meaños
El diagnóstico sobre el estado del sistema financiero es agridulce: los bancos sobrellevaron sin dificultades las turbulencias iniciadas el año pasado, incluyendo la salida de depósitos. Pero, a la vez, la banca no logra desarrollar un mecanismo masivo de ahorro y crédito para los argentinos, ante la falta de incentivos tributarios y políticas de largo plazo.
Tales ideas surgieron de un panel integrado por cuatro presidentes de bancos líderes, Martín Zarich (BBVA), Enrique Cristofani (Santander), Javier González Fraga (Banco Nación) y Fabián Kon (Banco Galicia), en el seminario “Desafíos de la Argentina que viene”, celebrado en el Museo Malba y organizado por el diario Clarín.
Zarich enumeró las fortalezas del sistema, al que calificó como líquido, solvente y con baja morosidad a pesar de la recesión económica. Otro de sus puntos altos es su amplio alcance, aunque se desdibuja ante el bajo nivel de utilización. “Hay que distinguir inclusión de bancarización. Tenemos una enorme cantidad de personas que acceden al sistema financiero, pero desgraciadamente eso no significa que se haga un uso adecuado de él. Faltan incentivos y el sistema no canaliza el ahorro de los argentinos. Esa escala pequeña, además, conspira contra la eficiencia del sistema”, dijo. El titular del BBVA aseguró que tienen infraestructura física y tecnológica para prestar muchos más servicios: “El sistema está bien preparado para crecer”.
El ahorro siempre es analizado como un agregado macroeconómico y nunca desde el punto de vista del individuo, explicó Kon, del Galicia: “Hay tres condiciones esenciales para el ahorro que en nuestro país no se cumplieron en las últimas décadas: la seguridad, el rendimiento y los incentivos. Hubo cambios en las condiciones iniciales establecidas, rendimientos negativos frente a la inflación y muchos impuestos que lo gravan”.
En ese sentido, mencionó el gravamen a los Ingresos Brutos, “un impuesto que paga el banco pero se traslada al ahorrista”. Kon impulsó que se trabajen las condiciones del ahorro “como política de Estado para recrear el circulo virtuoso, porque el ahorro genera crédito que, a su vez, genera inversión”.
Una de las falencias financieras que genera la falta de ahorro es la ausencia de un mercado hipotecario desarrollado. “Los créditos UVA arrancaron bien, hoy la demanda está deprimida por la crisis. Hace falta mejorar la institucionalidad para que pueda desarrollarse la securitización”, añadió Kon. Al respecto, Gonzalez Fraga destacó que el Banco Nación otorgó más del 50% de los préstamos hipotecarios del sistema otorgados bajo esta modalidad, que defendió sin medias tintas: “Otorgamos 50.000 préstamos; solo 47 tienen más de tres meses de mora. Hacen un gran esfuerzo, pero en lugar de tirar la plata en alquiler están comprando su casa. Lo malo fue la inflación, pero no matemos al instrumento que es bueno.”
Cristofani, de Santander, señaló que el sistema tiene “una oportunidad para profundizar la bancarización” a través de la minimización del uso del efectivo. Explicó que el 80% de las acreditaciones que recibe el sistema (26 millones de transferencias mensuales por u$s120.000 millones) llegan por vía electrónica, pero que la mitad de ellas salen de los bancos en efectivo. Las principales razones para ello son el impacto de la economía informal y a las ventajas impositivas del uso del efectivo.
“Debemos trabajar en una propuesta que desincentive el uso del efectivo y premie el de los medios electrónicos. Si consiguiéramos que solo el 20% de esas salidas en efectivo se hicieran a través de medios electrónicos, una meta conservadora, la recaudación se incrementaría en un 1% del PBI, se lograría reducir Ingresos Brutos en un 25% y aumentaría la capacidad prestable del sistema en 2,2% del PBI. Los bancos y el estado nacional deberíamos dar esos incentivos para que el beneficiario final sea el consumidor. Además, se reduciría la inseguridad y la informalidad en la economía”, explicó Cristofani. El titular de Santander sugirió implementar una mesa conjunta entre las entidades financieras, el BCRA, la AFIP, la Anses y el Congreso para trabajar una propuesta concreta e implementarla en el corto plazo.
A su turno, Gonzalez Fraga destacó que la banca pública hace su aporte al sistema como complemento de la banca privada, con criterio de subsidiariedad: “Sin dejar de lado el financiamiento del consumo, los bancos oficiales tenemos como prioridad financiar la inversión con criterio de subsidiariedad. Y la inversión es el motor del crecimiento, no el consumo. Para eso, damos más plazos, sin temor a la falta de liquidez. Lo único que tenemos gratis es el tiempo”.
El presidente del Nación también destacó que los bancos oficiales aceptan garantías alternativas a las de la banca privada y que tienen a sus clientes a cooperativas o microemprendedores, a menudo fuera del alcance de las entidades privadas.
Otra diferencia clave es el alcance geográfico. “Cuando asumí teníamos 670 sucursales. Hoy tenemos 100 más y pronto llegaremos a las 1.000. Aunque en el mundo se están cerrando sucursales, a la Argentina le falta mucho para eso en términos de cobertura digital. Todavía hay pueblos de más de 5.000 habitantes que tienen su cajero más cercano a 50 kilómetros”, dijo Gonzalez Fraga.