El Presidente dejó una pálida imagen, en un encuentro que había despertado pocas expectativas, organizado por el Council of the Americas. Hubo un invitado sorpresa
Previo a su última participación en la asamblea anual de la ONU en Nueva York, Alberto Fernández acomodó su agenda para reunirse con un grupo de inversores convocados por el Consejo de las Americas.
El Presidente buscó justificación por la elevada inflación, ensayó un particular mea culpa y ante una consulta también habló de las perspectivas electorales. Estuvo acompañado por el canciller Santiago Cafiero, la portavoz Gabriela Cerruti y el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello.
No fue fácil reunir a los 15 altos ejecutivos que participaron en el desayuno en pleno corazón de Manhattan. Fueron necesarios varios llamados para completar la lista y no desairar al Presidente argentino, que ya está en plena retirada y sufre el síndrome del “pato rengo”.
Finalmente asistieron representantes de bancos, fondos de inversión, y empresas como Nomura, JP Morgan Chevron Point State Capital y algunos estudios de abogados como Shearman & Sterling. Todos asistieron con poca expectativa al encuentro y las dos horas que duró el desayuno les dieron la razón.
La presencia que más llamó la atención fue la de Gerardo Matos, el ex banquero del HSBC que hace diez días había sido anfitrión de un encuentro de inversores de Wall Street con Darío Epstein y Juan Nápoli, emisarios de Javier Milei. Ahora se sentó casi al lado del Presidente.
Alberto Fernández habló casi durante una hora: justificó el ingreso de la Argentina a los BRICS, alertó por el aumento de precios de los alimentos y reiteró su particular visión sobre la inflación en la Argentina: “A nosotros se nos duplicó, porque pasó de 50% a 100%, pero Chile aumentó 6 veces y en America latina 4 veces en promedio”. A esa altura, los participantes del encuentro ya cruzaban miradas cómplices.
Cuando le preguntaron si se arrepentía de algo, contestó que solo del intento de expropiación de Vicentin. Y al ser consultado por Martín Guzmán, optó por el equilibrio: “Renegoció muy bien la deuda con el FMI y con los bonistas privados. Pero al final le faltó cintura política”.
“Los dos últimos años fueron de crecimiento para la Argentina, pero se nos complicó el 2023 por culpa de la sequía y la deuda que Mauricio Macri tomó con el FMI”, fue su lectura sobre la evolución de la actividad a lo largo de su gestión. Por supuesto, no perdió la oportunidad de echarle la culpa a la pandemia y a la guerra entre Rusia y Ucrania.
El Presidente también habló de las elecciones. Consideró, sin demasiado convencimiento, que Sergio Massa será el ganador y criticó a Javier Milei en términos similares a los ya expresados en el ámbito local: “Sus ideas son peligrosas”.
Durante la conversación también elogió su predisposición para hablar “con todos”, desde los chinos hasta Vladmir Putin, pero además recordó su reciente encuentro bilateral con Joe Biden.