Ante los empresarios de AEA, el economista Ricardo Arriazu pidió un dólar estable, no emitir para cubrir el déficit y frenar la indexación. Criticó a quienes piden subir el consumo y dijo que lo que debe subir es el ahorro.
“Los argentinos recuerdan con cariño al que gasta de más y rechazan al que viene a poner las cosas en orden. Toda sociedad tiene un contrato en el que todos preguntan qué me das, qué te doy. En la Argentina siempre es qué me das. La política se ha vuelto una forma de ascenso social en el que el Estado se volvió un botín de guerra”, señaló con crudeza el economista Ricardo Arriazu en su disertación en el marco de la jornada de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).
Sin mencionar a ningún dirigente ni sector político, Arriazu aludió a la intención de impulsar el consumo que siempre esgrime el kirchnerismo: “En términos comparativos, consumimos más que Estados Unidos como porcentaje del PBI, en un país en que es mucho mayor el costo del capital. Y seguimos diciendo que la solución es subir el consumo, en un país que no invierte y no crece. Para aumentar la inversión sin déficit externo tiene que bajar el consumo, no subir. Para bajar la carga tributaria, sin déficit fiscal, hay que bajar el gasto público. Decir esto es políticamente incorrecto, como cada cosa que hay que hacer en la Argentina.”
Arriazu asegura que, ante la necesidad de competir, los argentinos son capaces de reaccionar incrementando la productividad, pero las reglas de juego nunca lo permiten. Exhibió ante un auditorio colmado por los empresarios más importantes del país un gráfico con la sinuosa evolución de la actividad económica argentina. “Parece un electrocardiograma. Casi no hay país en el mundo que sobreviva a esa volatilidad, que atravesó gobiernos de todo tipo. Cuando los términos del intercambio nos favorecen, en lugar de ahorrar, tomamos todo lo que nos quieren prestar y armamos una fiesta que después no puede pagarse”, dijo.
Sobre la inflación, señaló que con ella no se convive: “O la matamos o nos mata. En el largo plazo, la inflación es un fenómeno monetario, pero en el corto plazo es mucho más complejo que eso. Y lo digo siendo un ortodoxo monetarista. Para frenar la inflación hace falta no emitir para cubrir el déficit, tener un tipo de cambio estable y frenar la indexación. Pero las tres cosas deben hacerse a la vez. Y la estabilidad cambiaria no puede establecerse por decreto, tiene que ser una consecuencia del resto de las acciones”.
También recalcó la necesidad de eliminar los déficits gemelos, el fiscal y el comercial. Sobre este último dijo que “la famosa restricción externa existe solamente cuando se gasta de más. Es igual que en una familia”. Y advirtió sobre el impacto en la pobreza que tendrán las turbulencias actuales: “La decadencia argentina empezó hace casi un siglo y sigue ahí. Reducir la pobreza sigue siendo una tarea pendiente. Cada crisis grande hace crecer los índices de pobreza un 10%. No sería extraño que pase ahora.”
Arriazu recordó que en los años ’90 coordinó un estudio para el Consejo Empresario Argentino cuya conclusión central fue que el mejor camino para la reinserción de la Argentina en el mundo era la celebración de tratados de libre comercio. Apoya la celebración del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea pero advierte que será necesario hacer reformas previas, como la impositiva, para poder competir: “Nuestra carga tributaria llega a 42 puntos del producto, sin incluir el impuesto inflacionario. Si consideramos a los que no pagan, ese número puede llegar al 60%. Si vamos a competir con el mundo con una mano atada en la espalda, va a ser suicida”.