La agencia calificadora de riesgo mencionó la persistencia de la inflación y la incertidumbre electoral.
Las empresas argentinas siguen siendo vulnerables a una economía débil y políticas económicas inciertas de cara a las próximas elecciones presidenciales, las cuales aumentan los riesgos crediticios para los emisores corporativos al menos hasta mediados de 2020, señala Moody’s Investors Service en un nuevo informe.
La cobertura de la deuda corporativa y la liquidez probablemente sufrirán un deterioro en 2019 frente a una inflación persistentemente alta y mayores costos de financiamiento, según la tasa de política monetaria extraordinariamente alta del banco central.
“La posible recuperación económica gradual de Argentina hasta 2020 favorecerá moderadamente el crecimiento de los ingresos y los márgenes de las empresas de consumo”, afirma Martina Gallardo-Barreyro, Assistant Vice President de Moody’s. “Sin embargo, el sector de los bienes de consumo sigue siendo vulnerable a choques cambiarios que pueden destruir instantáneamente el poder adquisitivo y la demanda”.
Para Moody’s, la proyección de una producción casi récord de la cosecha implica mejorar el crecimiento y la rentabilidad del sector agropecuario, pero los esfuerzos de consolidación fiscal del gobierno aumentan la vulnerabilidad del sector frente a cambios repentinos en la política fiscal.
El sector de telecomunicaciones de Argentina seguirá siendo altamente competitivo en 2019 y años subsiguientes, a medida que las empresas comienzan a ampliar sus servicios convergentes de telecomunicaciones y datos. No obstante, Moody’s espera una compresión de los márgenes operativos en 2019, ya que a las empresas de telecomunicaciones les resultará difícil aumentar los precios en línea con la inflación.
Moody’s estima que los fundamentos del negocio seguirán siendo sólidos para la industria argentina del petróleo y el gas, especialmente para el petróleo, aunque los cambios regulatorios repentinos y la incertidumbre política aumentarían el riesgo operativo del sector. La generación de energía respaldará la demanda de gas natural, pero los actuales cuellos de botella del transporte restringen el crecimiento de la producción en Vaca Muerta, y Argentina seguirá importando gas en los próximos años.
La débil actividad económica de Argentina, los esfuerzos de consolidación del gobierno y las investigaciones de soborno seguirán teniendo un peso significativo en el gasto público y privado de la construcción, y los fundamentos de la industria del desarrollo de vivienda también se mantendrán débiles hasta mediados o finales de 2020.