La recaudación viene mostrando caídas en términos reales, comportamiento que enciende una luz amarilla de cara al 2019.
La exigente meta fiscal de un déficit primario cero para este año, encierra un importante interrogante en la evolución de los recursos, los cuales se ubican en terreno negativo en términos reales desde julio del año pasado, mencionó un informe de Fundación Capital.
De acuerdo con el informe:
-Los datos fiscales de diciembre mostraron que, si bien el gasto sigue controlado (21,9% i.a., -17,4% i.a. en términos reales), los ingresos evidenciaron un muy bajo incremento nominal (27,4% i.a.).
-En efecto, el último dato del año resultó la mayor caída en términos reales de los recursos (-13,7% i.a.). Por su parte, el fuerte crecimiento de los intereses (88,4% i.a.) llevó a que el alza nominal del déficit financiero fuera mayor a la del rojo primario (28,4% i.a. vs 13,1% i.a.). De todas formas, se cumplió con la meta fiscal del 2018 (-2,7% del PBI con PIP).
-En lo que respecta a las erogaciones, en diciembre los gastos de capital se mostraron más dinámicos, al aumentar 62,5% i.a. (vs. una variación en el año del 1,1% i.a.). Por su parte, las prestaciones sociales crecieron un 32,5% i.a., en línea con el incremento en la partida de asignaciones familiares y por hijo y otros programas ($ 6.100 millones del bono AUH y $5.200 millones de emergencia social).
-Asimismo, el gasto en salarios se expandió un 31,8% i.a., muy por debajo de la inflación (47,6% i.a.). En sentido contrario, las transferencias a provincias se redujeron un 43,7% i.a. y los subsidios económicos volvieron a terreno negativo (-13,8% i.a.), luego de las subas en el costo de la energía importada en meses previos.
-Del lado de los ingresos, el crecimiento del 27,4% i.a. en diciembre mantuvo la debilidad que viene registrando desde julio de 2018. En el análisis desagregado, la recaudación tributaria, principal componente de los recursos, aumentó un 28,8% i.a. (-12,8% i.a. en términos reales). Esta evolución se debió, por un lado, a la desaceleración del IVA, que subió un 24,6% i.a. en el último mes frente a un alza del 42,2% i.a. en el año.
-Por el otro, a la ralentización de aportes y contribuciones a la seguridad social (18,8% i.a.), que continúan con un bajo crecimiento, debido a la dinámica negativa del mercado laboral, en materia de salarios y empleo. Por su parte, las contribuciones patronales continúan siendo afectadas por la implementación de una suba en el mínimo no imponible sobre los salarios. El resto de los gravámenes mantuvieron su ritmo.
-El impuesto a las ganancias (4,2% i.a. vs 4,6% i.a. en el año) y el impuesto al cheque (90,1% i.a. vs. 67,3% i.a. en ene-dic), evolucionaron en línea con lo que venían mostrando en los últimos meses. De los tributos relacionados con el comercio exterior, los derechos de importación crecieron un 78,8% i.a., en línea a los registros anteriores. Asimismo, los derechos de exportación se incrementaron un 205% i.a., en concomitancia con la ampliación de los derechos de exportación.
-Complementando a los impuestos, las rentas de la propiedad sumaron $17.900 millones (+24,2% i.a.), representando en diciembre el 7,4% de los ingresos. En el detalle, fue importante la rentabilidad procedente de las colocaciones a plazo fijo del Tesoro (88,4% i.a.), originados en el excedente de caja producto de los desembolsos del FMI y las colocaciones de deuda a principios de año.
-En suma, los ingresos se mostraron más débiles en los últimos meses. A pesar de ello, la contención del gasto ayudó a garantizar el cumplimiento de la meta fiscal de 2018.
¿Qué pasará en 2019?
-La recaudación viene mostrando caídas en términos reales, comportamiento que enciende una luz amarilla de cara al 2019. En este sentido, en línea con una recesión que se extenderá este año, la recaudación mantendrá la evolución negativa en términos reales por varios meses. No obstante, este factor podría ser compensado por la ampliación de los derechos de exportación y de la mano de una buena cosecha.
-Comenzando el análisis por los impuestos asociados al mercado interno, vale mencionar que sobre estos incidirá el grado en que se recupere la economía hacia la segunda mitad del año, así como también la elevada base de comparación que dejó el primer trimestre de 2018 (cuando la recaudación real creció 1,9% i.a.).
-Asimismo, afectarán algunos cambios en materia tributaria. En efecto, estimamos que los ingresos por IVA y gravámenes de la seguridad social se reducirían 0,1 p.p. y 0,3 p.p., respectivamente. En cuanto a este último, los aportes y contribuciones a la seguridad social, además de verse afectados por la dinámica del trabajo formal (-0,3% estimado en el empleo para 2019), tendrán una menor recaudación producto del aumento del mínimo no imponible estipulado para 2018 ($7.003,68). En cuanto al IVA, éste tendría una reducción más leve, asociada al desempeño del nivel de actividad en la primer parte del año, donde prevemos una caída en el consumo del orden del 6,2% i.a..
-La recaudación en términos del PBI del impuesto a las ganancias e impuesto al cheque se mantendría relativamente estable. En el caso de ganancias, la suba del mínimo no imponible, que es uno de los parámetros que determina cuánto pagan los asalariados (28,3%), se encuentra muy por debajo de la inflación de 2018. Asimismo, la extensión del impuesto a la renta financiera, podría aportar ingresos por 0,2% del PBI, de acuerdo a las proyecciones oficiales. Por su parte, el impuesto al cheque suele no mostrar importantes variaciones, incluso frente a caídas en el nivel de actividad. En efecto, en 2014, 2016 y 2018 no se redujo la recaudación por esta vía en términos del producto.
-La reducción de 0,4 p.p. en términos del PBI producto de estos gravámenes, sería compensada por la suba en los derechos de exportación de 1,3 p.p. en términos del producto, ya en vigencia para todos los productos y servicios. En este sentido, la presión tributaria nacional registraría un aumento este año. Las razones detrás de esta evolución son la ampliación de las retenciones, una cosecha en niveles que podrían resultar récord y un incremento de las exportaciones industriales, que ya en 2018 registraron una buena dinámica de la mano de las ventas a Brasil.
-Otro factor importante a contemplar será la evolución de las rentas de la propiedad, compuestas por fondos del FGS, pero también de ingresos de colocaciones financieras originadas en los excedentes de caja provenientes de la prefinanciación del programa financiero. En efecto, las rentas de la propiedad representaron en 2018 un 1,2% del PBI. Si bien los ingresos provenientes del acuerdo con el FMI seguirán siendo importantes, los excedentes de caja ya no serán tan abundantes, por lo que podría advertirse un descenso en estos recursos (-0,1 p.p.).
-Los ingresos totales aumentarían en 0,6 p.p. del PBI, de la mano de la ampliación de los derechos de exportación. Sin embargo, aún bajo este escenario relativamente positivo del lado de los ingresos, el esfuerzo del lado del gasto, para alcanzar la meta es más que desafiante: en torno a los dos puntos del producto. De lograrse esa reducción en las erogaciones, la contracción sería la mayor desde el año 2002 (-3,1 p.p. del PBI). Otros interrogantes surgen especialmente de cara a los próximos años, cuando los derechos de exportación, a priori transitorios, y los ingresos provenientes de excedentes financieros sean significativamente menores. Así, incluso si en 2019 se logran los objetivos planteados, probablemente serán necesarias reformas adicionales para alcanzar el superávit primario de la meta de 2020.