El crecimiento en los últimos doce meses resultó exponencial. No sólo fue noticia porque la cotización pasó de los u$s 600 a los u$s 2.500, sino también porque su uso crece exponencialmente. RSK Lab, Bitex y Bitpay, tres líderes del negocio en la Argentina, explicaron cómo sigue este boom.
El interés por el Bitcoin hace tiempo superó las barreras de los pequeños grupos de especialistas en informática, y la cotización de la criptomoneda que alcanzó los u$s 2.600 este mes –después de haber terminado el 2016 por debajo de los u$s 1000–, es el resultado de su creciente incorporación al comercio y el surgimiento de nuevos usos.
Esta moneda digital que no es emitida por ningún Estado y nace cada vez que se resuelve una fórmula que sólo permitirá que existan 21 millones de ellas en circulación, tiene en la Argentina una de sus comunidades de usuarios más grandes después de Rusia, pero está siendo seguida de cerca por muchos gobiernos que comenzaron a estrechar lazos con especialistas para sacar provecho de su potencial.
El interés de los funcionarios proviene del grado de seguridad con que la información que es generada y almacenada en “blockchain”, la base de datos descentralizada que ha garantizado que las operaciones registradas en ella resulten inalterables.
Pero también la posibilidad de realizar operaciones sin intermediarios entre dos usuarios sin importar en qué parte del mundo se encuentren sigue abriendo las puertas para que las soluciones que usan Bitcoin avancen, como explicaron al cierre de Nuevo Dinero 2017, Diego Gutiérrez Zaldívar, CEO y cofundador de RSK Lab, Francisco Buero, COO de Bitex, y Alberto Vega, manager regional de BitPay, que ven un gran potencial no solo en la cotización, sino también en cómo la moneda formará parte del día a día de consumidores, empresas y Estados.
Hacia dónde va
En esencia, el Bitcoin es al mismo tiempo una moneda digital, una red descentralizada por la que son transmitidos y también una cadena de bloques o “blockchain” que es un registro contable donde quedan constatadas las transacciones realizas, resumió Buero.
Como moneda, además de permitir un intercambio comercial es una inversión para quienes estén dispuestos a arriesgar. Después del fuerte repunte en el último mes, Buero sostuvo que hay “fundamentals” que justifican el gran incremento del valor de los últimos meses: “Pensemos que si solamente el 5% del valor que está siendo transferido en el mundo se realizara por medio de la red Bitcoin, estaríamos hablando de cerca de u$s 20.000 de su cotización”.
En la misma línea, Gutiérrez Zaldívar agregó: “Teniendo en cuenta que su emisión es limitada y por lo tanto se convierte en una moneda predecible con un nivel de adopción que no para de crecer, creo que podría subir unos u$s 17.000 más”.
Todo podría llegar en el largo plazo, o antes, dependiendo del surgimiento de las noticias sobre una mayor adopción, como sucedió en los últimos meses cuando se disparó la cotización.
Gobiernos tras el Bitcoin
Los países con economías florecientes son los que llevan la delantera en adoptar la tecnología Bitcoin, y así lo están demostrando en 2017. Buscan llevar su documentación a nuevas y más seguras formas de transmitir y almacenar información oficial. De esta manera, el desarrollo de la tecnología que creció sin respaldo de ningún banco central se volvió toda una tentación.
Medio Oriente ya comenzó a transitar este camino. Gutiérrez Zaldívar explicó que su empresa está trabajando “con la administración de Dubai para la certificación de procesos que portan toda la información del Estado a la tecnología blockchain, una tarea de asesoramiento que empezó hace unos meses”.
Pese a la complejidad, la meta es clara: “El objetivo es que todo el proceso se haya completado para el año 2030”, destacó el titular de RSK Lab, y remarcó lo sensible que es para un Estado resguardar su información bajo las mejores condiciones de seguridad.
En Brasil, las grandes compañías de tecnología comenzaron este año a asistir al Estado para resguardar con máximo nivel de seguridad la documentación de los diferentes ministerios. Para el gigante sudamericano, se trata de seguridad, pero también abaratamiento de costos y una mayor eficiencia.
En Asia, el debate sobre aceptar monedas virtuales como medio de pago es más avanzado. En junio Japón comenzó a ajustar sus normas para que el Bitcoin sea aceptado en casas de cambio, que serán las primeras en ser evaluadas por las autoridades niponas.
Para los especialistas, hay otros campos en los que también se usarán Bitcoins, desde títulos de propiedades de casas hasta posiblemente criptodólares, es decir, el billete norteamericano con los atributos de la tecnología de seguridad de los Bitcoins, arriesgó el directivo de Bitex. “Entre los principales aspectos que podemos destacar, debemos recordar que en los 8 años en los que esta moneda ha estado abierta al mundo, su sistema no ha sido hackeado y se han operado cerca de u$s 40.000 millones”, subrayó el panel sobre criptomonedas.
Desafío para el sistema financiero
La posibilidad de hacer pagos entre dos personas ubicadas en cualquier punto del planeta en forma instantánea y sin costos es más que una amenaza para toda una industria financiera sostenida, en buena parte, por el cobro de comisiones.
Sin embargo, en el mundo de las criptomonedas por el momento prefieren hablar de alianzas.Tal es el caso de Visa, que en Europa y Estados Unidos tiene un acuerdo con BitPay. Juntos emitieron una tarjeta de débito que permite realizar compras a los usuarios en todos los comercios que acepten Visa. “Bitcoin nos permite hacer algo que antes no se podía hacer, y es que las empresas puedan hacer pagos en cualquier parte del mundo. Nosotros estamos por encima de los u$s 150 millones en volumen de transacciones semanales, y la cifra crece mes a mes”, aclaró Vega en su presentación en la Rural.
“Nosotros nos basamos en el sistema financiero local, pero reducimos mucho el costo de la operación porque no lo hacemos a través del banco; de hecho, los usuarios a veces ni saben que se usa la criptomoneda”, destacó Buero sobre Bitex, que utiliza la moneda virtual para hacer transferencias simultáneas a cientos de personas en unos 54 países. Un ejemplo es Limbo, que trabaja con intérpretes musicales y busca colocar sus productos intangibles en plataformas como Spotify. Después de cobrar por esos productos, un socio en Estados Unidos le gira el pago a Bitex que luego lo distribuye a las cuentas bancarias de los artistas.
También se espera que en el corto plazo las entidades bancarias se animen a sumar criptomonedas a su oferta de productos, como puede ser una caja de ahorro o que integren portafolios al ser incorporados a los fondos comunes de inversión.
Pero la demora de los bancos para subirse a la ola del dinero virtual tiene su fundamento. Durante mucho tiempo se asoció al Bitcoin con el manejo del dinero ilegal debido a que el registro de las operaciones no identifica a quienes envían o reciben dinero.
En el debate de los panelistas, Buero aclaró que si bien ha sido señalado como una tecnología que facilita el traslado de dinero ilegal, “la verdad es que tiene trazabilidad, no permite hacer un control masivo de la intimidad de las personas, pero si la Justicia lo decide, puede rastrear una operación y hacer un seguimiento”.
Además, agregó que, conceptualmente, el lavado de dinero existe antes o después de la operación, no tiene que ver con el ahorro o transferencia de dinero virtual, y puntualizó que los más de 60 sujetos obligados a informar operaciones sospechosas según las normas de la Unidad de Información Financiera (UIF) deben cumplir con la norma sin importar en qué moneda se realicen sus operaciones.
CryptoAssetsFund
La aparición de fondos que invierten en criptomonedas está de moda en distintos lugares del mundo. Y era cuestión de tiempo que finalmente sucediera en la Argentina.
El nuevo fondo de inversión privado es el primero en su tipo en América latina e invertirá u$s 50 millones en Bitcoins y otros “cripto-activos”. Se trata de una iniciativa que surgió de una alianza entre el co-fundador de Ripio David García, Roberto Ponce –quien cuenta con una extensa trayectoria en el mercado de privateequity, socio y fundador de Invermaster– y Miguel Iribarne de ARG Capital. El Banco Industrial (BIND), a la vez, ofrece su soporte y actúa como proveedor bancario del fideicomiso.
Con este primer fondo, los socios buscan captar la atención de quienes procuran ingresar en la industria de la inversión en criptomonedas de una manera profesional. El nacimiento de CAF implica, en ese sentido, la creación de una puerta de entrada a la región para acceder al actual escenario mundial de inversión en este dinámico mercado de activos digitales, en el cual se prevé que se generarán más oportunidades para los inversores en un futuro próximo.
