El compromiso fiscal del Gobierno sellado en el programa con el FMI requiere disminuir el déficit primario desde el 2.7% del PBI este año, meta que seguramente se cumplirá con cierta holgura, hasta el 1.3% del PBI en 2019, consignó la consultora que dirige Miguel Kiguel.
El compromiso fiscal del Gobierno sellado en el programa con el FMI requiere disminuir el déficit primario desde el 2.7% del PBI este año, meta que seguramente se cumplirá con cierta holgura, hasta el 1.3% del PBI en 2019, consignó la consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel.
A continuación, las principales definiciones:
-Esto representa un esfuerzo fiscal a nivel nacional de 1.4 puntos del PBI para el año próximo, algo mayor al esfuerzo de 1.1 realizado este año.
-Será el más importante de los últimos 15 años en base caja y justamente en un año de elecciones presidenciales. Todo un desafío para el gobierno, que está muy comprometido a cumplirla. Esta meta es la más importante del acuerdo con el FMI y lo que los mercados van a estar monitoreando de cerca.
-En efecto, el gobierno está proyectando un recorte en el gasto no indexado para el año próximo en torno a los ARS 300 mil millones (a precios de este año). Según nuestras previsiones, y en línea con lo señalado por el IARAF en un informe, esto implicaría un recorte que sobre cumpliría la meta fiscal. En efecto, semejante recorte dejaría el resultado fiscal del año 2019 cerca del equilibrio primario, en lugar del déficit primario de 1.3% previsto en el acuerdo con el FMI.
-De acuerdo a nuestras previsiones, el ajuste requerido en el gasto no indexado necesario para cumplir la meta fiscal es de 14% en términos reales. Si bien el gobierno evalúa diferentes alterativas para recortar rubros del gasto no indexado, e incluso proponer cambios en la forma de actualizar algunos gastos indexados por la ley de movilidad jubilatoria, el gasto público nacional que no se encuentra indexado -cerca del 40% del total- debería caer 14% en términos reales el año próximo para que se cumpla la meta fiscal de 1.3% del PBI. Esto implica recortes en términos reales sobre la obra pública, los subsidios económicos, los salarios públicos nacionales y las transferencias discrecionales a provincias y universidades. El gasto público indexado crecería el año próximo cerca de 2% en términos reales, por la ley de movilidad jubilatoria.
– ¿Cómo se distribuirá el esfuerzo fiscal entre los gastos no indexados? Es difícil anticiparlo, ya que aún no se dieron a conocer los lineamientos del Presupuesto 2019, pero de acuerdo a nuestro escenario (que proyecta un recorte en el gasto no indexado menos exigente que el negociado por el gobierno) todo indica que la obra pública cumplirá con la mayor parte del esfuerzo, cayendo alrededor del 50% en términos reales. Esto equivale a la mitad de obras que este año (ej.: 5 km de rutas en lugar de 10 km). El gobierno apuesta a que las PPP compensen al menos una parte del efecto que tendrán estos recortes sobre la actividad económica. Dado que las obras ejecutadas con gastos propios iban a frenarse con o sin “cuadernos”, la apuesta del gobierno es que no se frenen las PPP.
-Este importante ajuste en la obra pública no es mayor porque en este ejercicio asumimos un tenue recorte en términos reales en los subsidios económicos y en el resto de los otros gastos no indexados. En efecto, los subsidios económicos deberían caer 5% en términos reales, compatible con una suba tarifaria levemente por encima la inflación, y el resto del gasto no indexado algo más, lo que implica una caída de la masa salarial real del gobierno nacional y recortes en los gastos no discrecionales a las provincias e universidades (el fin del Fondo Federal Solidario no cambia el ajuste requerido en el gasto no indexado, aunque sí aporta recursos fiscales que antes iban a las provincias). Este ejercicio asume que se mantiene el cronograma de reducción de impuestos.