Las modificaciones y recambios del Gobierno en el Banco Central buscaron contrarrestar los efectos del shock macroeconómico que golpea al país y recuperar la confianza. Las claves de los cambios.
Un informe de Delphos Investment destacó que, ante el shock macroeconómico que golpea a la economía nacional por segundo mes consecutivo en los frentes cambiario, monetario e inflacionario, el Gobierno ha adoptado un paquete de medidas que incluyen el reemplazo de las máximas autoridades del BCRA, en un intento de restablecer la credibilidad de la autoridad monetaria.
Sin embargo, el anuncio de ventas de divisas a cuenta del Ministerio de Hacienda, así como el indicio comunicado al mercado sobre el cambio de instrumentos de política monetaria –pasando de la determinación exclusiva del centro del corredor de pases a 7 días a un híbrido que incluye el control sobre la base y los agregados monetarios- no pareciera haber generado modificaciones sustanciales en el comportamiento de los agentes económicos respecto a la tan deseada alineación de expectativas.
Los siguientes son los principales puntos de análisis de Delphos:
– La crisis cambiaria originada el mes de abril y sustentada en un aumento de la incertidumbre internacional, un posicionamiento más alto de las tasas de referencia externas y una expansión de los spreads de riesgo nacionales que motiva la sustitución de activos financieros locales por externos ha ciertamente afectado las proyecciones nominales y reales del desempeño macroeconómico nacional.
-En términos de crecimiento, se esperaría un magro resultado en 2018 (0,4%); por el lado inflacionario, la magnitud del pass-through impactará sobre los precios excediendo casi con total certeza la meta del 27% deseada por el FMI. Dada la evolución del tipo de cambio durante los últimos días de junio y un aumento de la brecha del producto en la economía real, es esperable una inflación del 29,5% interanual a diciembre de 2018.
-Los relevamientos de inflación esperada correspondientes a fines de mayo pronostican un nivel superior en 2 puntos porcentuales al planteado por el Gobierno hacia fines de 2019. En este escenario, los comunicados emitidos por el BCRA indicarían una inclinación de las autoridades a controlar el desempeño de los agregados monetarios como herramienta rectora de la evolución de precios.
-Sin embargo, el sendero elegido no está exento de restricciones institucionales: la adhesión al Stand-By Agreement con el FMI impone tanto las condiciones de no intromisión en el mercado cambiario y la cancelación de Letras Intransferibles por parte del Tesoro.
-La conjugación de estas condiciones impacta de lleno sobre los instrumentos de ampliación de la base monetaria, por lo cual resta un único vehículo a disposición del BCRA: la liquidación de las LEBACS.
-Por el lado fiscal, el esquema de cancelación de Letras Intransferibles supone una adición de 1 punto porcentual en el déficit financiero de la Administración Central para los años 2018 y 2019, en línea con una reestructuración de 25.000 millones de dólares en favor de la autoridad monetaria.
-La cancelación trimestral de 3.125 millones de dólares exigida por el Fondo hasta junio de 2019 es ceteris paribus contractiva respecto de la base monetaria, de manera que un objetivo de agregados monetarios consistente con los niveles de inflación esperados implicará una liquidación adicional de LEBACS.
-Dado esto, es esperable una contracción de, al menos, 45% en el stock de Letras del BCRA a fin de garantizar la evolución deseada de la base. En términos monetarios, dicha liquidación corresponderá a un monto de 300.000 de pesos en la expansión de la base monetaria y la contracción de otros 300.000 millones adicionales en Letras Intransferibles.
-Adicionalmente, y en virtud de la depreciación cambiaria pronosticada continuamente a 12 meses vista, el monto expresado en pesos bajo el registro de Letras Intransferibles debería aumentar nominalmente al mismo tiempo que su contabilización en dólares debería rondar los 38.000 millones de dólares.
-Dado el análisis presentado sobre el estado y la proyección de las variables monetarias y fiscales, es sin embargo pertinente la sugerencia de que el shock macroeconómico aún no ha desplegado todas sus secuelas sobre la economía local. Si esta visión fuese acertada, la recalibración de los parámetros forzará un análisis sobre la solvencia del Gobierno en materia política y su rendición de cuentas al principal rector de la macroeconomía nacional en esta coyuntura: el FMI.