La expansión de la actividad será de 3,2% este año y bajaría al 2,7% el próximo. Sin embargo, advirtió que hay fuertes riesgos de una desaceleración más pronunciada. La disminución de la inflación sería lenta.
El FMI pronosticó una brusca desaceleración de la economía global en 2022, que se profundizará en 2023. Pero en su informe anual (World Economic Outlook) advirtió además que existen serios riesgos a que estas proyecciones empeores, con lo cual no habría que descartar un escenario de recesión a nivel mundial.
El Fondo prevé que el crecimiento mundial se desacelere del 6,0 % en 2021 al 3,2 % en 2022 y al 2,7 % en 2023.
Este es el perfil de crecimiento más débil desde 2001, excepto por la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia de COVID-19, y refleja una desaceleración significativa para las economías más grandes: una contracción del PIB de Estados Unidos en la primera mitad de 2022, una contracción de la zona del euro en la segunda mitad de 2022 y brotes y bloqueos prolongados de COVID-19 en China con una creciente crisis del sector inmobiliario.
La economía norteamericana sufrirá una desaceleración aún mayor que el promedio global. De acuerdo a las estimaciones del FMI, pasaría del 5,7% post pandemia del año pasado, a 1,6% de expansión en 2022 y a solo 1% en 2023, es decir que la actividad prácticamente se estancaría.
Un tercio de la economía mundial se enfrenta a dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.
El organismo estimó que la inflación mundial aumente del 4,7 % en 2021 al 8,8 % en 2022, pero disminuya al 6,5 % en 2023 y al 4,1 % en 2024. Las sorpresas al alza de la inflación han sido más generalizadas entre las economías avanzadas, con una mayor variabilidad en los mercados emergentes. y economías en desarrollo.
“La economía global está experimentando una serie de desafíos turbulentos. Una inflación más alta que la vista en varias décadas, el endurecimiento de las condiciones financieras en la mayoría de las regiones, la invasión rusa de Ucrania y la persistente pandemia de COVID-19 pesan mucho en las perspectivas”, indicó en su informe el organismo multilateral.
La normalización de las políticas monetarias y fiscales que brindaron un apoyo sin precedentes durante la pandemia está enfriando la demanda a medida que los formuladores de políticas apuntan a reducir la inflación de regreso a la meta.
“Una parte cada vez mayor de las economías se encuentran en una desaceleración del crecimiento o en una contracción total. La salud futura de la economía global depende de manera crítica de la calibración exitosa de la política monetaria, el curso de la guerra en Ucrania y la posibilidad de más interrupciones del lado de la oferta relacionadas con la pandemia, por ejemplo, en China”.