El Presidente también pasó por la cumbre climática de Glasgow. Los equipos técnicos del ministerio de Economía continúan en diálogo con el staff del Fondo, pero aún no hay certezas de un arreglo.
El acuerdo con el FMI va para largo. Así lo reconoció Alberto Fernández, luego de haber participado por el G-20 y tras la reunión con la número uno del organismo, Kristalina Georgieva. El Presidente manifestó que hay “muchos intereses en pugna” en relación a un futuro acuerdo, aunque no dio mayores detalles sobre los motivos que siguen dilatando los tiempos.
Los inversores siguen de cerca estas negociaciones y tomaron nota de la falta de acercamientos concretos, algo que fue reconocido por la propia titular del Fondo tras reunirse con el Presidente.
Mientras tanto, la Argentina sigue cumpliendo religiosamente con los pagos al organismo. A principios de esta semana hizo frente a un vencimiento de intereses de casi U$S 400 millones y en diciembre serán otros U$S 1.900 millones. La falta de un acuerdo obliga al país a seguir haciendo frente a estos pagos con dólares frescos, que en realidad recibió en forma de Derechos Especiales de Giro (DEG) del propio FMI).
El reclamo principal del Gobierno pasa por la eliminación de los sobrecargos que cobra el Fondo a países que se endeudaron por un monto que supera el 200% de la cuota y además pide una refinanciación de más de 51 meses. Esta situación obligaría a pagar una tasa adicional de 300 puntos básicos, lo que elevaría el costo de endeudarse con el FMI de 4,5% anual a casi el 8% anual en dólares.
Pero además de este aspecto, que debería ser modificado por el directorio del organismo (es decir los principales países del Fondo son los que tendrían que votar favorablemente), luego están los aspectos específicos de un futuro acuerdo. Básicamente habrá que presentar un programa económico, cuál será el rumbo que adoptará el Gobierno luego de las elecciones legislativas. Déficit fiscal, cepo cambiario, metas monetarias y funcionamiento del mercado laboral serán algunos de los temas principales que se supone serán abordados en la negociación.
El plazo para llegar a un acuerdo sería marzo del 2022. Allí vencen otros U$S 4.000 millones, que la Argentina ya no estaría en condiciones de pagar. La lógica indica que debería apuntarse a una refinanciación por diez años de toda la deuda remanente con el FMI, superior hoy a los U$S 40.000 millones y eso incluiría el pago del primer trimestre de 2022.