Tiene 1.000 puntos de venta, la mayoría con aliados comerciales. Nació como una pequeña empresa familiar y hoy está presente en 18 provincias. Su cofundador, Juan Boubee, define a la compañía como una “fintech” y adelantó que en breve lanzará su propia App
Con 26 años de trayectoria, que arrancó en Mar del Plata en 1996, Ripsa está consolidada como uno de los grandes jugadores del negocio de las cobranzas extrabancarias. Sin estridencias y con menos presencia en el público, se trata de una marca obligada en el interior de la provincia de Buenos Aires y en muchos otros puntos del interior del país. Hoy tiene presencia en 18 provincias.
Detrás hay una historia de una compañía familiar que hace un más de un cuarto de siglo se viene expandiendo en voz baja pero de manera constante. Hoy Ripsa cuenta con 1000 puntos de venta, aunque con una particularidad. Sólo 30 son propios, mientras que el resto se trata de cobranzas en otro tipo de locales, desde farmacias, kioscos o un almacén. Procesan nada menos que dos millones de transacciones mensuales.
“Tenemos 700.000 clientes que pagan todos los meses a través nuestro y 5.000 empresas que nos confían las cobranzas”, explica Juan Boubee, presidente y fundador de Ripsa, que recientemente asumió como titular de la CAECEIS (Cámara de Empresas de Cobranzas Extrabancarias y Servicios).
De los múltiples servicios, la empresa brinda algunas opciones diferenciadoras: por ejemplo Ripsa Cash (retiro de efectivo con tarjeta de débito), cargas virtuales para el celular, Prestanet (créditos personales online), Moneygram (enviar y recibir dinero), recarga de Sube y pagos on line a través del botón de pago en la web.
Junto a su socio, Jorge Giri, llevaron adelante un modelo basado en la confianza, que aseguró la fidelidad durante años de su clientela y también de sus empleados. Además, se trata de una emperesa netamente familiar: los hijos de los fundadores también trabajan allí.
“Siempre pusimos el foco en el capital humano, cuidamos a nuestra gente y también llevamos una impronta muy importante en materia de responsabilidad social”. La compañía ayuda a muchos comedores, también a la fundación Conin y a la que lleva adelante el mundialista “Pupi” Zanetti.
El modelo de Ripsa es similar al desarrollado por Pago Fácil o Rapipago, es decir ofrecer a los clientes todas las opciones disponibles para el pago de facturas y servicios, además de recargas de celulares, extracción de dinero, o realizar el “cash in” y “cash out” de las billeteras digitales.
“Nacimos como una compañía de pagos presenciales, pero tenemos nuestro botón de pago en la página web y en breve estaremos lanzando la App, que permitirá pagar a través del teléfono celular todo lo que podés hacer en una sucursal. La idea –asegura el titular de Ripsa- es ofrecer todos los canales disponibles a los clientes y que usen el que les resulte más cómodo”.
En la conversación también surgen los temas más desafiantes que se vienen para la industria de pagos. Y allí aparece en la agenda como cuestión prioritaria la puesta en marcha del esquema de Transferencias 3.0, el cual supone la implementación del QR interoperable y la posibilidad de efectuar pagos “cuenta a cuenta” de manera inmediata y costos más bajos.
“La realidad es que las compañías de cobranza no fuimos consultadas cuando comenzó a diseñarse Transferencias 3.0. Ahora sí participamos, pero advertimos problemas, porque la operación se vuelve inviable, porque nosotros trabajamos con costos ínfimos y no podemos dividir esos ingresos con más intermediarios. Este es un negocio muy sensible a cualquier variación de los costos”.
Lo que proponen las compañías del sector, y defiende Boubee, es que Transferencias 3.0 funcione en paralelo con Pago Electrónico Inmediato (PEI), la solución que hace menos de un lustro encontró el sector para canalizar pagos a través de la tarjeta de débito. “No tiene sentido prescindir de algo que funciona bien y que hoy representa cerca del 25% del volumen total que se mueve a través de las empresas de cobranza”, señala.
La normativa, tal como fue declara, presenta la figura del “aceptador” para las operaciones que se hacen dentro del marco de Transferencias 3.0. “Nosotros tenemos relación directa con Link y con Prisma, pero dejaríamos de tenerla para sumar a un intermediario, que va a cobrar una suma por ese servicio. Todavía estamos viendo cómo encaja la industria en todo esto”, agrega.
Boubeé no duda en referirse a Ripsa como una “fintech”, aunque en sus comienzos (mediados de la década de 1990) ni siquiera existía esa categoría. “T
odos los desarrollos de tecnología que hicimos en estos 26 años fueron siempre realizados por nuestra gente, nunca tercerizamos. Y vamos a seguir así”.