Ambas empresas alemanas acordaron junto a Daimler el uso de esa tecnología para limitar el cumplimiento de “lo exigido por las normas de emisiones de gases de la Unión Europea”, pese a que estaba disponible la tecnología pertinente para ir más allá de esos límites, indicó Margrethe Verstager, comisaria de Competencia.
La Unión Europea (UE) dispuso hoy sancionar a las automotrices Volkswagen y BMW con multas de 500 millones y 375 millones de euros, respectivamente, por acordar entre ellas la utilización de tecnología para vehículos diesel y evitar así la competencia mutua.
Ambas empresas alemanas acordaron junto a Daimler el uso de esa tecnología para limitar el cumplimiento de “lo exigido por las normas de emisiones de gases de la Unión Europea”, pese a que estaba disponible la tecnología pertinente para ir más allá de esos límites, indicó Margrethe Verstager, comisaria de Competencia.
La funcionaria añadió: “Todos los ciudadanos deben poder confiar en que los fabricantes de automóviles compiten entre sí también cuando se trata de reducir las emisiones nocivas de los coches”.
Las sanciones están relacionadas con el desarrollo de tecnología aplicada a vehículos diésel basada en el llamado “AdBlue” (compuesto de urea proveniente de animales marinos), que se inyecta en el flujo de gases de escape para reducir las emisiones de óxido de nitrógeno, perjudiciales tanto para la salud humana como para el medio ambiente, consignó la agencia DPA.
Verstager detalló que los fabricantes de automóviles también se pusieron de acuerdo durante cinco años en el tamaño del depósito de “AdBlue” y la consiguiente autonomía del vehículo hasta el siguiente llenado, a pesar de saber que inyectar más cantidad del líquido podría reducir la contaminación por óxido de nitrógeno en muchos casos.
La Comisión Europea comunicó que todas las partes reconocieron el cártel y aceptaron llegar a un acuerdo, con lo cual Daimler evitó una multa de unos 727 millones de euros al revelar la existencia del plan.
La sanción se aplicó en el marco del escándalo del denominado “Dieselgate”, al descubrirse que diversas automotrices, VW y Daimler incluidas, añadían ilegalmente software a los coches diesel y justificaban así el cumplimiento de la normativa de gases de escape contaminantes, cuando superaban en ocasiones hasta 40 veces los límites de emisión.