El economista dialogó con Pablo Wende en el marco de la la quinta edición de la Exposición Argentina de Economía, Finanzas e Inversiones (Expo EFI). Inflación, crecimiento y tipo de cambio, entre los temas.
Pablo Wende: Se conoció el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central. Y hay dos visiones: un REM que dice que este año vamos a tener una inflación más alta de la que se esperaba y menos crecimiento; pero otra que muestra que en 2019 y 2020 los analistas están optimistas: una Argentina que sigue creciendo, la inflación que va en descenso y un tipo de cambio que se va a ir acomodando a esta nueva circunstancia. ¿Cómo ves estas dos visiones?
Luis Secco: El pronóstico más importante es el del primer año. Hacia el más largo plazo, uno hace más adivinanza de lo que se ve. En Argentina, lamentablemente, 2019 y 2020 son largo plazo.
Creo que el rumbo de la política económica es el adecuado y uno tiende a pensar que va a ver cierta desaceleración inflacionaria y que el crecimiento va continuar. Lo cierto también es que la inflación es un problema y se está tornando un obstáculo para el crecimiento, porque si ben tenemos datos bastante positivos en inversión y demás, al consumo le cuesta arrancar. Este año los salarios apenas le empardarán a la inflación. Y para el consumo, a menos que crezca el empleo, no se espera una dinámica importante.
La tónica sigue siendo de un corto plazo complicado, con un mediano y largo plazos más favorable.
PW: El 2,5 por ciento de expansión de la economía este año, teniendo en cuenta el arrastre del previo, significa que se va a crecer muy poco.
LS: El problema principal es la vara muy alta de las expectativas que teníamos de este Gobierno y de los resultados de la política económica en el corto plazo. Con el tiempo esa vara se está acomodando. Vamos bajando la expectativa respecto de los resultados. Vamos a transitar ese camino este año y el que viene, en un contexto en que, en política, el Gobierno luce cómodo por la fragmentación de la oposición. Seamos sinceros: 20 por ciento de inflación y 2 por ciento de crecimiento no es un cóctel seguro para ganar una elección.
PW: La foto es muy preocupante, pero el contexto en general es otro.
LS: El mundo te ayuda a pesar de los ruidos. Los flujos de capitales están ahí. Y Argentina los necesita y mucho. Mientras el mercado financie a la Argentina, no hay problema. Pero estamos con un programa económico que es muy riesgoso. Eso genera dudas e incertidumbre.
PW: El Banco Central busca nuevamente el ancla del dólar para frenar la inflación. Y, también, por la necesidad de buscar financiamiento en pesos en el mercado local. Estamos perdiendo una herramienta fundamental como el tipo de cambio flotante.
LS: Fue una claudicación respecto del énfasis inicial que había en el régimen de flotación como mecanismo de estabilización. Pero uno tiene que entender que las prioridades pueden ser cambiantes y que hay que adaptar las políticas a esas prioridades. A mí no me gusta porque en la Argentina tenemos muy claro que los regímenes de intervención cambiaria tienen un final, que son las reservas del Banco Central. Si ves que las reservas empiezan a caer, uno sabe que estás cerca del final del régimen de intervención y eso no es bueno. Prefiero los regímenes puros. Los intermedios suponen un manejo de la coyuntura con más sintonía fina.
Lamentablemente, desde el 28 de diciembre para acá, quedó bastante claro que hay interferencia política sobre el accionar de la política económica. En este caso, el máximo hacedor de política económica que tiene la Argentina es el Banco Central. Hay todo un cóctel de duda e incertidumbre. Y el manejo cambiario es lo que más preocupa en el corto plazo.