Fue el último viernes. Según explicó en redes sociales, el motivo será que la empresa terminará uniéndose a tarjeta Naranja, por lo que dejaría de funcionar como una compañía autónoma.
Gastón Irigoyen eligió un breve mensaje por Twitter para anunciar públicamente su desvinculación de Naranja X, donde actuaba como CEO desde el lanzamiento de la compañía, hace poco más de un año.
“Hoy termina mi etapa en Naranja X. Fueron dos años muy divertidos donde construímos una súper empresa tech desde cero y logramos hitos súper gratificantes”, escribió.
Enseguida aclara que a partir de ahora Naranja X “unirá fuerzas con tarjeta Naranja, contribuyendo a su transformación digital y desarrollando la plataforma tecnológica financiera más elegida de la Argentina”.
El anuncio saca a relucir un tema que aún no está para nada resuelto en la incipiente industria financiera. Básicamente qué sucede cuando una compañía que viene del mundo tradicional decide abrir una fintech.
La decisión de Irigoyen fue armar una compañía totalmente separada de Naranja, que pertenece al Grupo Financiero Galicia, es decir uno de los principales bancos locales. Pero ahora Naranja X pasará a ser una unidad de negocios más, posiblemente por una cuestión de costos. La apuesta del ejecutivo había sido contratar más de 250 personas para llevar adelante el desarrollo propio de la app, conseguir una identidad propia y de entrada alquiló oficinas que funcionarían totalmente separadas.
Por otra parte, para las entidades tradicionales se vuelve complicado “bancar” durante un largo período de tiempo a una fintech que debe funcionar a pérdida durante un largo período de tiempo. El hecho de que el Galicia sea una entidad que cotiza en Bolsa también le terminó poniendo más presión a esta unidad de negocios, ante la necesidad de obtener resultados rápido.
