El proyecto de movilidad previsional, que ahora recorrerá el sendero de lograr el consenso de todas las fuerzas políticas, fue elaborado conjuntamente por el Ministerio de Trabajo, el de Economía y la Anses.
La nueva propuesta de movilidad previsional que impulsa el Gobierno nacional para que rija a partir de marzo del año próximo, prevé un ajuste semestral que se determinará por la evolución de los salarios y la recaudación impositiva, sin tener en cuenta los índices inflacionarios.
Esta propuesta, que se encuentra en línea con la vigente durante el mandato de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, será elevada por el Poder Ejecutivo a la Comisión Bicameral Mixta de Movilidad Previsional.
El proyecto de movilidad previsional, que ahora recorrerá el sendero de lograr el consenso de todas las fuerzas políticas, fue elaborado conjuntamente por el Ministerio de Trabajo, el de Economía y la Anses.
Dicha fórmula tiene como antecedente directo la establecida por la Ley 26.417 que estuvo vigente desde 2008 hasta su derogación en 2017, con ajustes jubilatorios en marzo y septiembre, y sus elementos constitutivos básicos: los salarios y la recaudación.
Todos estos elementos “han sido validados por los y las especialistas, nacionales e internacionales, convocados a exponer en la Comisión por la totalidad de bloques parlamentarios participantes con absoluta pluralidad política”, informó el Ministerio de Economía.
“La fórmula que se propone es sustancialmente la misma a la sancionada en el año 2008 y que resultó en una mejora sostenida en el poder adquisitivo de los jubilados y jubiladas hasta el año 2015”, señalaron en Economía.
El proyecto que se pondrá a consideración del Parlamento excluye a la inflación como método de ajuste porque “no es deseable en la Argentina”, en virtud de la realidad que el país atraviesa “hace lustros” en materia inflacionaria, según se indicó.
“Una fórmula que incorpora a los salarios, implica que el ingreso de los pasivos acompañe al de los activos. La posición de la mayor parte de los especialistas es que la evolución de los salarios debe ser parte de la fórmula de movilidad”, destacó el informe.
Asimismo, se indica que la inclusión de la recaudación impositiva en la fórmula “permite compartir el crecimiento y, al mismo tiempo, cuidar la sustentabilidad fiscal”.
El Gobierno sostiene que el nuevo esquema “permitirá reducir el actual déficit previsional, dado que, si bien el salario real aumenta junto con el crecimiento económico, lo hace menos que los recursos tributarios”.
Otro elemento destacado es la incorporación de una cláusula de “legislación constante”, que establece que los cambios en la política tributaria o en las condiciones de acceso a los beneficios no tendrán efecto en la movilidad.
En cuanto a los indicadores vinculados con la evolución salarial, se considera “adecuado” adoptar la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), un índice de lo percibido por los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses.
“La fórmula de movilidad debe contribuir a la estabilidad macroeconómica, en términos de la recuperación real y en su efecto positivo sobre la demanda, sin convertirse en un elemento desestabilizante”, indican desde el Gobierno.
Por su parte, la Anses se manifestó públicamente sobre este proyecto recordando que “con la suspendida Ley 27.426 aplicada en la última administración, los jubilados perdieron casi un 20 por ciento de capacidad de compra con respecto a la inflación”.
“La nueva fórmula de movilidad enviada al Congreso por el Poder Ejecutivo busca recuperar la misma evolución de los haberes que alcanzaron los jubilados entre 2009 y 2017, cuando aumentaron el poder de compra un 26 por ciento”, concluye el comunicado de la Anses difundido hoy.