La red de cobranza extrabancaria funciona al 20% de su capacidad, lo que aumenta las colas en bancos y cajeros automáticos. Se esperan novedades para que puedan reactivarse la semana próxima.
Uno de los músculos más importantes que tiene el país en materia de pagos son los locales de cobranza extrabancaria, con más de 15.000 bocas en todo el país. Pero la obligación de cerrar la mayoría de ellas al no ser considerada una actividad “esencial” generó grandes complicaciones desde el 20 de marzo. Básicamente, millones de personas se quedaron sin ir a pagar por este tipo de canales y las empresas perdieron un punto de recaudación fundamental.
Sólo pueden abrir al público aquellas que funcionan en locales habilitados, como farmacias, supermercados o autoservicios. Pero no representa más del 20% del total en todo el país.
Gustavo Gómez, titular de Rapipago y también presidente de Caeceis (la cámara que los agrupa) ya mantuvo conversaciones con autoridades del Banco Central y otros organismos del gobierno para volver a operar. Y lo mismo pidió el número uno de Pago Fácil, Maximiliano Babino: “Nos ofrecimos también para facilitar el pago de haberes para que los jubilados puedan cobrar sin hacer largas colas. Estamos a disposición y así lo hicimos saber, pero por ahora no tuvimos respuestas”.
Babino remarcó otra de las complicaciones que genera esta inactividad: “Nosotros a través de Western Union procesamos 500.000 operaciones de remesas por mes. Son transacciones que no llegan a las familias en la Argentina porque no podemos abrir, es una situación desesperante para mucha gente”.
Otra complejidad es que en los locales quedó mucho dinero retenido que pagaron los clientes a las empresas de servicio, pero son fondos que no pudieron ser luego trasladados, ante la intempestiva orden de cerrar los locales, vigente desde el 20 de marzo pasado.
Si bien todavía se hace una mayoría de operaciones en efectivo, los locales
