Para la calificadora Moody’s, “un reperfilamiento es un default”. Ese es el punto de partida de su visión para forjar su perspectiva para el año próximo, en el que espera una caída del PBI del 2,5%, inflación del 40% y una reestructuración de deuda que, en forma inevitable, implicará una quita a los tenedores de bonos estimada en el 20%. Por Fernando Meaños.
“En nuestro escenario base para 2020, damos por sentada la reestructuración de la deuda, más allá de lo ya ocurrido con los bonos de corto plazo. La calificación indica que esperamos que los tenedores de deuda tengan una pérdida del 20%, una visión que reajustaremos en un plazo de 3 a 6 meses”, señaló Gabriel Torres, vicepresidente de Moody’s y experto en materia de calificación crediticia soberana. El analista hizo una presentación durante la conferencia anual para la Argentina, “Inside LatAm 2019”, realizada hoy en el Four Seasons de Buenos Aires.
La escala de calificaciones de Moody’s tiene 21 posiciones y la Argentina está puntuada con la posición 18 (Ca2) con perspectiva a la baja. Antes de las PASO, ocupaba el escalón 15. En la región, resaltan Paraguay en la posición 11 (a un paso del investment grade) y Venezuela, en la 21, la más baja de todas. Haciendo historia, Torres apuntó que desde los años ’80 en que Moody’s comenzó a calificar a la Argentina, nunca superó el puesto 13.
“Hasta que la Argentina no consiga tener un mercado de largo plazo en su moneda va a ser muy difícil que consiga estabilidad crediticia y financiera”, señaló el analista. También puntualizó las grandes diferencias, incluso políticas, con el resto de la región: “En países de América Latina con estructuras económicas similares hay algunos problemas macroeconómicos que ya no existen. No se ven déficits crónicos ni se discute la importancia de pagar a tiempo las deudas. Ningún gobernante dice ‘no pagaremos a costa del pueblo’”.
¿Por qué la perspectiva es a la baja? “Porque no sabemos qué va a ocurrir en el Congreso, en particular con la renegociación de la deuda a mediano y largo plazo. Además de saber quién gana, la clave está qué hace con la deuda y con qué gabinete. A la Argentina, históricamente, le costó sobrellevar los cambios de gobierno, siempre lo hizo en situación de shock. En 2015, viene a Buenos Aires a dar una conferencia como ésta y el tema central de debate fue la falta de reservas. Ante estas crisis recurrentes, los mercados se asustan”, señaló Torres.
Para el analista, no hay justificación para que la Argentina atraviese esta crisis a causa de su endeudamiento: “La Argentina no tiene una deuda baja, pero tampoco es tan alta. Solo el 50% de ella es con el sector privado, el resto es con el sector público o con los organismos internacionales. ¿Por qué llega a esta situación? Por la manera en que se financia, con muy bajo margen en su moneda. Brasil, por ejemplo, ha llegado a tener déficits del 8%, pero casi no tiene deuda en dólares, se financia en reales”.
Con respecto a la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), auguró pocas expectativas para que llegue más dinero en el largo plazo: “El objetivo de un gobierno nuevo siempre es pedir más dinero. Por nuestras charlas con funcionarios del FMI, puedo decir que no hay margen para eso, ya llegamos a casi u$s60.000 millones. Solo se podrá renegociar una extensión de plazos en los pagos, lo que implica exigencias a cambio, tales como las reformas estructurales pendientes. ¿Va a ser viable políticamente que el próximo gobierno haga esos cambios?”
Torres explicó que la crisis actual no alcanza para dimensionar los problemas del país, que van mucho más allá: “La Argentina no crece desde 2011 y tuvo en su historia una cantidad de recesiones comparable sólo a países con guerras o catástrofes. Su principal problema de largo plazo es romper con esa volatilidad.
Por último, marcó diferencias en el marco político entre la Argentina y sus vecinos: “Debatimos cosas que el resto de los países no debate. No sabemos cuáles van a ser decisiones básicas del próximo gobierno. Este es un problema clave, subyacente a todos los demás. Recuerdo que en 2008 subieron mucho los precios de la comida en todo el mundo. En Bolivia fue un problema y la inflación se acercó al 10%. Y Evo Morales dijo que lo iba a solucionar y así fue. Es decir, el sistema político del país impidió que subiera la inflación. La Argentina todavía discute si un fallo de la Corte Suprema, como el de la reparación histórica a los jubilados, debe ser cumplido o no. En otros países, incumplir eso no es una opción.”